(Dubái) La ONU confirmó el viernes que 11 de sus empleados fueron «detenidos» por los rebeldes hutíes en Yemen y pidió su liberación «incondicional», tras el secuestro de más de una decena de empleados de organizaciones internacionales por parte de este grupo apoyado por Irán.

Al menos 18 yemeníes fueron secuestrados el jueves por los servicios de seguridad en cuatro regiones controladas por los insurgentes, según la organización yemení de derechos humanos Mayyun.

Una fuente diplomática que habló bajo condición de anonimato confirmó a la AFP el secuestro de una decena de empleados de diferentes agencias de la ONU.

En Nueva York, el portavoz del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, aseguró entonces que “las autoridades hutíes de facto habían arrestado a 11 empleados locales (de la ONU) que trabajaban en Yemen”.

Stéphane Dujarric precisó que se habían pedido “aclaraciones” a los hutíes sobre las circunstancias y condiciones de su detención.

Los hutíes no han hecho comentarios hasta el momento.

Estos rebeldes tomaron la capital, Saná, en 2014, lo que llevó a la intervención al año siguiente de una coalición militar liderada por Arabia Saudita en apoyo del gobierno reconocido internacionalmente.

Los hutíes «atacaron hogares y secuestraron a miembros del personal de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales», afirmó la ONG Mayyun.

Esta «grave escalada […] constituye una violación de los privilegios y de la inmunidad del personal de las Naciones Unidas», añadió, denunciando «un chantaje destinado a obtener beneficios políticos y económicos».  

Los secuestros se produjeron «simultáneamente» en Saná, la ciudad portuaria de Hodeidah, así como en Amran y Saada, los tradicionales bastiones rebeldes, afirmó la organización.

«Las acciones de los hutíes están comprometiendo la labor humanitaria esencial en Yemen, mientras que la mayoría de los yemeníes no tienen un acceso adecuado a necesidades básicas como alimentos y agua», afirmó Niku Jafarnia, de la ONG Human Rights Watch.  

En una declaración publicada en X, el ministro de Información yemení, Moammar al-Eryani, deploró una “escalada sin precedentes y una flagrante violación de las leyes y convenciones internacionales”.

Desde el comienzo de la guerra, los hutíes han secuestrado, detenido arbitrariamente y torturado a cientos de civiles, incluidos trabajadores de la ONU y de ONG.  

El año pasado, la ONG británica Save the Children suspendió sus operaciones durante diez días en las zonas bajo su control tras la muerte de uno de sus empleados detenido en Saná.

Un empleado del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas también fue asesinado por hombres armados en la provincia de Taiz (sur).