La Asociación de propietarios de farmacéuticos de Quebec (AQPP) presenta una solicitud de autorización de una demanda colectiva contra 10 farmacéuticos que, según se alega, comparten un mercado relacionado con los medicamentos especializados estimado en 1.500 millones de dólares gracias a «prácticas anticompetitivas».

Los farmacéuticos objeto de la AQPP han sido condenados en su mayoría en los últimos años por el consejo disciplinario de su colegio profesional por haber «obtenido» clientes a través de los llamados programas de apoyo al paciente (PSP). Las opiniones de algunos han sido noticia en los últimos años, entre ellas las de Martin Gilbert, Daniel Vermette y Marc Chabot, así como las de Michael Assaraf.

Los PSP son programas llave en mano, financiados por gigantes de la industria farmacéutica, que apoyan a los pacientes en todas las etapas de las terapias relacionadas con medicamentos especializados, es decir, moléculas caras que tratan enfermedades complejas.

Mediante “acuerdos formales o informales”, estos farmacéuticos mantendrían “relaciones privilegiadas y preferenciales” con determinadas clínicas de infusión y gestores de PSP, se lee en la moción.

Dirigirían a sus pacientes a estas farmacias que pueden estar a cientos de kilómetros de su lugar de residencia. Esto contraviene “el principio de libertad de elección del paciente en materia de salud”, considera la AQPP.

En la solicitud presentada el martes, la asociación menciona el desequilibrio creado en la industria. Más del 40% de la distribución de medicamentos especializados se concentraría en menos del 0,5% de las farmacias de Quebec. Este modelo permitiría a este puñado de farmacias controlar el 90% del volumen de recetas de algunos de los medicamentos autorizados más caros, estima la AQPP.

Sin embargo, como la remuneración de una farmacia está estrechamente ligada al valor de los medicamentos – que generalmente superan los 10.000 dólares por paciente – el volumen de negocios medio anual de una farmacia especializada ascendería a 310 millones de dólares, mientras que el de una farmacia de Quebec ronda los 7 millones.

Pero además de las consideraciones financieras, la AQPP sostiene que dirigir a los pacientes del programa a un puñado de farmacéuticos conduce a la fragmentación de los expedientes farmacéuticos.

Esta fragmentación “aumenta los riesgos de interacciones medicamentosas al impedir que los farmacéuticos habituales de los pacientes puedan hacerse cargo de su expediente completo, lo que perjudica su capacidad de ofrecer servicios clínicos adecuados”, se lee en la solicitud.

Una situación que «aumenta también los riesgos de transmitir perfiles farmacéuticos incompletos a otros actores del sector sanitario», añade.

A pesar de las sentencias del colegio profesional contra estos farmacéuticos, «las prácticas no cambian y no evolucionan en la dirección correcta, aunque tenemos la sensación de que la situación está empeorando», declaró en una entrevista Benoit Morin, presidente de la ‘AQPP.

Una realidad tanto más preocupante cuanto que estos medicamentos especializados están ganando popularidad y los expedientes de los pacientes se dividen entre varios farmacéuticos. Los medicamentos especializados representan ya el 40% del mercado total de medicamentos en Quebec.

Y es el paciente el que pierde, cree el señor Morin. “¿Para quién es este modelo? No sirve al paciente. Son los intereses comerciales los que tienen prioridad sobre los intereses del paciente. Estos farmacéuticos están ahí para el producto; sirven al producto, no al paciente”, según él.

Esta situación, que califica de «preocupante», no responde al objetivo del Ministro de Sanidad, que – con la presentación del proyecto de ley 67 – quiere ofrecer más poderes y autonomía a los profesionales sanitarios, entre ellos los farmacéuticos.

Además de los 10 farmacéuticos objetivo, la solicitud colectiva se dirige a los principales gestores de PSP, así como a las redes de clínicas de infusión, incluidas Innomar Strategies, Bayshore, Bioscript y Coverdale Infusion. «Se trata de redes opacas en las que los responsables de los programas dirigen a los clientes a estas farmacias», según Benoit Morin.