El Consejo Empresarial de Tecnología Ambiental de Quebec (CETEQ), que representa a las empresas del sector de procesamiento de materiales residuales, denuncia la negligencia de Quebec en el control del suelo de las obras de construcción. Pide que se refuerce inmediatamente el sistema de trazabilidad recientemente creado.

La organización que representa a importantes actores de la industria medioambiental reacciona ante los artículos de La Presse que informan sobre el vertido a lo largo del río Ottawa, en Kanesatake, de tierra procedente de obras de construcción y carreteras en la región de Montreal.

“Cada vez que se publican artículos como este, nos recuerda que existen fallas en el sistema de trazabilidad del suelo en Quebec”, afirma Kevin Morin, director general de CETEQ.

En los últimos años, el Ministerio de Medio Ambiente ha implementado Traces Québec, un sistema informático que tiene como objetivo garantizar la trazabilidad de los suelos contaminados. Sobre el papel, este sistema garantiza que estos materiales serán tratados según su grado de contaminación. Obliga así al seguimiento por GPS de los camiones que transportan estos materiales, desde el lugar de excavación hasta el lugar donde serán descargados.

«Es cierto, existe un sistema de trazabilidad, pero es demasiado fácil eludirlo», señala Kevin Morin.

«Además, si un consultor de análisis de suelos está en connivencia con un transportista, es posible que el suelo contaminado se presente como suelo no contaminado», afirma.

CETEQ pide mejorar las obligaciones vinculadas a la trazabilidad, pero también aumentar las sanciones en caso de descarga ilegal. En 2011, Quebec adoptó un mecanismo de sanciones monetarias administrativas (SAP). Sin embargo, independientemente de la gravedad de las acciones alegadas o de su repetición, las sanciones no pueden exceder los $10,000.

«En cambio, el importe debería reflejar los beneficios que una empresa ha obtenido al eludir las normas y la gravedad del daño medioambiental que causa», según Morin.

No sólo hay que aumentar las multas, sino que también hay que responsabilizar a los administradores de las obras. Tras señalar que las diferentes empresas implicadas (consultores, excavadoras, empresas de transporte) se pasan la responsabilidad, Kevin Morin cree que el gobierno debería, en primer lugar, exigir responsabilidades a los inicialmente responsables del suelo.

« Très souvent, c’est le propriétaire du site où il y a excavation, mais parfois, lorsque le terrain traverse plusieurs propriétés – prenons les travaux pour une piste cyclable – bien ça devrait être le donneur d’ordres qui est responsable », dit -Él.

Sobre todo porque, más allá de las consideraciones medioambientales, la inacción tiene un coste para la industria, recuerda. Pone el ejemplo de los centros de tratamiento de suelos contaminados: “Hay un aspecto muy simple: si entra menos volumen a tratar porque está colocado en otro lugar, se hace menos negocio. »

Asimismo, Kevin Morin recuerda que por cada tonelada de suelo tratada se paga una tarifa de cinco dólares. Cada año, la suma de estas regalías se dona a los distintos centros de procesamiento para mejorar los procesos. “Aquí también perdemos, porque es dinero que no se destina a la innovación”, afirma.