Volver a lo básico. El miércoles, durante la DealBook Summit organizada en Nueva York por el New York Times, Bob Iger, director general de Disney, no se anduvo con rodeos. “Los creadores perdieron de vista cuál debería ser su objetivo número uno. Primero debemos entretener. No se trata de enviar mensajes”, insistió. Al querer abrazar demasiado el multiculturalismo y multiplicar las series y películas derivadas de sus grandes franquicias en detrimento de la calidad, Disney reconoce que ha tomado el camino equivocado.

“Entretuvimos con valores y tuvimos un impacto positivo en el mundo de diferentes maneras. Black Panther es un gran ejemplo”, explicó. “Me gusta poder entretener inculcando mensajes positivos y teniendo un buen impacto en el mundo. ¡Fantástico! Pero ese no debería ser el objetivo. Cuando regresé, lo que realmente intenté hacer fue volver a nuestras raíces”.

Las declaraciones de Bob Iger, que vuelve a dirigir Disney desde hace un año, se producen en un momento en el que el gigante mundial del entretenimiento sufre una serie de fracasos en el cine. Su última película de superhéroes, The Marvels, un éxito de taquilla de 200 millones de dólares, tuvo el peor comienzo en la historia de la franquicia, que hasta hace poco era la fuente de ingresos de Disney. La película de animación Wish, que acaba de estrenarse, también es un fracaso.

En los últimos años, Disney ha adoptado una serie de posiciones a favor de la diversidad. El gigante del entretenimiento se encontró así en el centro de una batalla política con Ron DeSantis. El gobernador conservador de Florida acusa a la empresa de Burbank de haberse convertido en un agente del “capitalismo despertado”. Y al querer imponer valores “despertados” a los estadounidenses, Disney ha alienado a una parte del público.

La firma alguna vez fue considerada la cuarta marca más popular al otro lado del Atlántico. Actualmente es una de las marcas más odiadas por los estadounidenses, según un ranking elaborado el pasado mes de mayo por Axios-Harris. Demasiado despierto para algunos. No lo suficientemente radical para otros.

Por el lado de los accionistas, Disney también se encuentra bajo presión. La valoración de la empresa se ha reducido a la mitad desde marzo de 2021. “Desde que le dimos a Disney la oportunidad de demostrar que podía ‘enderezar el barco’ en febrero pasado, hasta nuestro nuevo compromiso hace unas semanas, los accionistas perdieron aproximadamente 70 mil millones de dólares en valor”, dijo el inversionista activista Nelson Peltz dijo en un comunicado esta semana. Su empresa Trian Fund Management, que ha invertido 3.000 millones de dólares en Disney, está buscando varios puestos en la junta directiva.

«La confianza de los inversores es baja, surgen cuestiones estratégicas clave e incluso el director ejecutivo de Disney reconoce que los desafíos de la empresa son mayores de lo que se pensaba anteriormente», continuó.

A principios de semana, durante un seminario con sus empleados, Bob Iger indicó que sus tres prioridades para redescubrir la magia de Disney en 2024 serían la expansión de los parques temáticos, el desarrollo de un servicio completo de transmisión de ESPN y la mejora de la actividad de los estudios.