(París) ¿Qué pasaría si Occidente obligara a Rusia a pagar la ayuda a Ucrania? La idea es atractiva, pero compleja, y ocupa un lugar destacado en la agenda de la cumbre de líderes del G7 en Italia, que aspiran a un acuerdo cuyas bases fueron sentadas por sus ministros de Finanzas en mayo.
El G7 ha realizado «muy buenos» avances hacia un acuerdo sobre el uso de activos rusos congelados para ayudar a Ucrania y los líderes «esperan» alcanzar un acuerdo el jueves, aseguró por la mañana la Casa Blanca.
Sobre la mesa de negociaciones está la propuesta de Estados Unidos de conceder a Ucrania un megapréstamo de 50.000 millones de dólares garantizados por las ganancias futuras generadas por los 300.000 millones de euros de activos del banco central de Rusia congelados por el G7 y Europa.
Según París, ya se ha cerrado un acuerdo de principio “sobre el desembolso de 50 mil millones de dólares” antes de finales de 2024.
Este préstamo «es esencialmente americano», pero «puede completarse con dinero europeo o con contribuciones nacionales», indicó la presidencia francesa el miércoles por la tarde.
Después de abogar por una confiscación pura y simple de los activos rusos, Estados Unidos se ha alineado ahora con la posición europea de utilizar únicamente los intereses generados por los activos congelados.
Según la UE, la Unión Europea y los países del G7 han congelado unos 300.000 millones de euros en activos del banco central de Rusia. También se apoderaron de bienes privados de personas vinculadas al poder ruso.
Según el Instituto de Ideas Legislativas, un grupo de expertos ucraniano que afirma cuestionar las fuentes oficiales, hay 397 mil millones de dólares inmovilizados.
El Banco Mundial estima el costo de reconstruir Ucrania en más de 486 mil millones de dólares.
Especialmente en la Unión Europea: Euroclear, un depósito internacional de dinero establecido en Bélgica, congeló alrededor de 185 mil millones de euros.
Esto da un peso preponderante a Europa sobre el uso de activos rusos.
El resto se reparte principalmente entre Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Austria y Suiza.
En cuanto a la confiscación de los propios bienes rusos, mencionada por los Estados Unidos, Occidente se topó con la “inmunidad de ejecución”, principio jurídico que impide la confiscación de los bienes de un Estado por otro.
Deseosos de evitar violar el derecho internacional, los países de la UE adoptaron un acuerdo a principios de mayo para confiscar los ingresos procedentes únicamente de los activos rusos congelados con el fin de armar a Ucrania, una ganancia inesperada valorada entre 2.500 y 3.000 millones de euros al año.
Durante la reunión del G7 celebrada en Stresa a finales de mayo, los grandes financieros acordaron el principio de utilizar intereses futuros en activos rusos, aunque sin formalizar un acuerdo.
Persisten muchas preguntas sobre un préstamo del G7 garantizado por los intereses de activos rusos, como el reparto de riesgos entre Estados Unidos y Europa, la desconocida evolución de los tipos de interés o incluso el hecho de saber quién emitirá la deuda.
Entre las cuestiones que deben aclararse quedan las garantías de este préstamo y el reparto de la carga si «los activos rusos son descongelados» o si sus «ingresos ya no producen lo necesario para financiar el préstamo», explicó el Eliseo.
Y las manos de Japón están atadas por su constitución que le prohíbe financiar el gasto militar de terceros países, lo que limitaría un préstamo a las necesidades presupuestarias de Kiev únicamente.
Otro obstáculo es que las sanciones de la UE impuestas a Rusia, incluida la inmovilización de activos rusos, deben renovarse cada seis meses mediante voto unánime del Consejo.
Un posible veto del Primer Ministro nacionalista Viktor Orban, que sigue siendo cercano al Kremlin, podría bloquear el mecanismo, sobre todo porque Hungría asumirá la presidencia de la Unión Europea el 1 de julio.
¿Y qué pasaría si los activos fueran liberados en caso de un acuerdo de paz?
Los ministros de finanzas del G7 reafirmaron que los activos de Moscú “permanecerán inmovilizados hasta que Rusia pague por el daño que ha causado a Ucrania”. De ahí la perspectiva de que los activos rusos puedan generar beneficios durante mucho tiempo.
Algunos también temen un impacto en las inversiones de terceros países, como China, que podrían reducir sus activos en los países occidentales por temor a que sean embargados.
Y Rusia amenaza con represalias contra los intereses privados occidentales. Vladimir Putin firmó así a finales de mayo un decreto que autorizaba la confiscación en Rusia de bienes pertenecientes a Estados Unidos o a personas «asociadas» con él.