(Río de Janeiro) Miles de personas se manifestaron el jueves en varias ciudades brasileñas contra un texto examinado en el Congreso que prevé penalizar el aborto y aplicar penas de hasta 20 años de prisión, incluso cuando el embarazo sea el resultado de una violación.

“Ser niña no es ser madre”, corearon manifestantes en Río de Janeiro (este), que también marcharon en Sao Paulo (este), Brasilia (centro) y Florianópolis (sureste), según imágenes difundidas en las redes sociales y en los medios de comunicación.

Los diputados «defienden el derecho del feto pero no defienden el derecho de una niña a negarse a llevar un embarazo resultante de una violación», criticó Vivian Nigri, que vino a engrosar las filas de la manifestación en Río de Janeiro.

En Brasil el aborto sólo está permitido en casos de violación, riesgo para la madre o problemas con el feto. La legislación brasileña tampoco prevé ningún plazo de prescripción cuando el embarazo sea resultado de una violación. Salvo estas excepciones, el aborto se castiga con una pena de prisión de hasta cuatro años de prisión.

El texto, que actualmente se examina en la Cámara de Diputados, es defendido por diputados evangélicos. Prevé calificar como “homicidio simple” cualquier aborto realizado después de las 22 semanas de embarazo, incluso cuando resulte de una violación.

También prevé sancionar con pena de prisión de seis a veinte años el aborto cuando se realice después de las 22 semanas de embarazo. Esta es el doble de la sentencia que enfrenta un violador en Brasil.

Presionado por los diputados conservadores, el texto fue enviado directamente a la Cámara de Diputados el miércoles, sin haber sido debatido en comisión, lo que generó preocupación en el campo progresista.

Aún no se ha fijado fecha para la votación de este texto por parte de los diputados brasileños.

Si es adoptado por el Congreso brasileño, el texto afectará particularmente a las mujeres víctimas de violación, que a menudo tienen dificultades para hablar o detectan signos de embarazo sólo tardíamente.

A finales de mayo, el Congreso brasileño eludió un veto del presidente de izquierda Lula y adoptó un artículo que prohíbe al Estado financiar actividades relacionadas con el aborto o incluso la cirugía de reasignación sexual en menores.

En Brasil, cada 15 minutos una niña menor de 13 años es violada, según estadísticas oficiales. Alrededor de 20.000 niñas menores de 14 años se convierten en madres cada año en el país.