(Los Ángeles) El autor de un asesinato en un bar LGBTQ en el oeste de Estados Unidos fue condenado el martes por tribunales federales a una nueva cadena perpetua, justificada principalmente por sus motivaciones homofóbicas.
Armado con una pistola y un rifle de asalto, Anderson Lee Aldrich abrió fuego el 19 de noviembre de 2022 en el “Club Q” en Colorado Springs, matando a cinco e hiriendo a 18, justo después de un espectáculo de drag queen.
Dos clientes del club nocturno lo habían desarmado.
“Esta sentencia, aunque severa, no puede deshacer el daño infligido ese día. […] Cuando cesaron los disparos, el Club Q parecía una zona de guerra”, recordó a la prensa Kristen Clarke, una de las adjuntas del Departamento de Justicia. «No toleraremos el odio en nuestro país».
La justicia penal de Colorado ya había condenado a Aldrich, de 24 años, a cadena perpetua tras un proceso iniciado principalmente por asesinato e intento de asesinato.
El tirador, que afirma ser no binario, ha negado en numerosas ocasiones haber estado motivado por el odio.
Pero finalmente aceptó declararse culpable de los cargos federales en su contra, que se centraban en sus creencias homofóbicas. Una decisión que le permite evitar un juicio en el que habría corrido el riesgo de ser condenado a muerte.
El acusado “cometió estos delitos debido a su orientación sexual e identidad de género real o percibida”, insistieron los fiscales federales en documentos judiciales recientes.
Aldrich hizo insultos contra los homosexuales durante el verano anterior a la masacre, según un vecino y su ex propietario. Varias personas que lo conocieron para jugar videojuegos en línea también testificaron sobre su animosidad hacia la comunidad LGBT, según la investigación del FBI.
Dos meses antes de los asesinatos, coordinó un ataque en línea contra un ex superior homosexual después de haber sido despedido. La víctima “recibió una avalancha de correos electrónicos que contenían insultos y comentarios antihomosexuales”, según la fiscalía.
Y dos semanas antes de su acción, compartió en línea un manifiesto que considera que las personas transgénero padecen una “enfermedad mental”.
Su defensa había argumentado que Aldrich había actuado bajo los efectos de la cocaína y diversas drogas.
El fiscal federal insistió en el carácter premeditado de su acto. Aldrich gastó 9.000 dólares en compras de armas en los dos años anteriores a la masacre y visitó el Club Q varias veces para conocer el lugar.
Los investigadores encontraron un mapa de la discoteca en su casa, donde la entrada y la salida habían sido acordonadas.
El baño de sangre reavivó los temores de la comunidad LGBT estadounidense, seis años después del peor asesinato de su historia: el 12 de junio de 2016, un estadounidense de origen afgano mató a 49 personas en un club nocturno homosexual en Orlando, Florida.