(Ottawa) Después de resistir durante varios años, el gobierno de Trudeau añadió el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) a la lista de entidades terroristas canadienses.
El ministro federal de Seguridad Pública, Dominic LeBlanc, anunció el miércoles la incorporación de esta entidad a la lista negra del Gobierno canadiense, en el que debería ser el último día de trabajo parlamentario antes de las vacaciones de verano.
La inscripción envía “un mensaje claro” al régimen iraní: el Gobierno de Canadá “utilizará todas las herramientas a su disposición para combatir las actividades terroristas del IRGC”, dijo junto con la ministra de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly.
Los liberales se han resistido durante mucho tiempo a esta petición formulada repetidamente por la comunidad iraní en Canadá, especialmente desde el accidente de un avión civil derribado por el régimen iraní cuando despegaba del aeropuerto de Teherán el 8 de enero de 2020.
Sin embargo, el primer ministro Justin Trudeau sugirió el pasado mes de enero, en una ceremonia de conmemoración de la tragedia aérea, que podría seguir adelante con esta inscripción.
El Partido Conservador lleva varios años pidiendo a gritos esta medida.
Probablemente el grupo había oído hablar del proyecto liberal.
Porque el martes, en la Cámara de los Comunes, la vicedirectora conservadora, Melissa Lantsman, afirmó que se trataba de un gesto electoral, mientras se vislumbran en el horizonte unas elecciones parciales en Toronto el 24 de junio.
La circunscripción donde se celebran estas elecciones parciales, Toronto—St. Paul’s, tiene la quinta proporción más grande de residentes judíos en el país, con un 15%, según datos del censo de 2021.
Es un castillo liberal, pero la lucha allí promete ser reñida.
Los conservadores también lanzaron un llamamiento a la comunidad judía.
En una entrevista obtenida por The Canadian Press, Melissa Lantsman invita a los votantes judíos a acudir a las urnas para enviar a Justin Trudeau “un mensaje sobre su traición a nuestra comunidad judía”.
Los expertos han destacado los desafíos que supone hacer cumplir este tipo de sanciones.
Designar al IRGC como entidad terrorista impondría una carga colosal a las agencias de inteligencia canadienses, según Thomas Juneau, profesor asociado de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Ottawa, en septiembre de 2022.
“La tarea para las agencias de inteligencia sería enorme. Su capacidad para controlar todas las sanciones que Canadá ha impuesto ya está desbordada”, apuntó el especialista en política iraní y seguridad nacional.