(París) El número y la intensidad de los incendios forestales extremos, los más destructivos y contaminantes, se han más que duplicado en todo el mundo en los últimos 20 años, debido al calentamiento global causado por la actividad humana, según un nuevo estudio publicado el lunes.

Utilizando datos satelitales, los investigadores estudiaron cerca de 3.000 incendios forestales con un enorme “poder radiativo” (la cantidad de energía emitida por la radiación) entre 2003 y 2023 y descubrieron que su frecuencia había aumentado en un factor de 2,2 durante este período.

Son los bosques templados de coníferas, particularmente en el oeste de Estados Unidos, y los bosques boreales, que cubren Alaska, el norte de Canadá y Rusia, los más afectados, con una frecuencia de este tipo de incendios multiplicada por 11 y 7 respectivamente.

«Esperaba un aumento, pero esta tasa de aumento me alarmó», dijo el autor principal del estudio, Calum Cunningham, de la Universidad de Tasmania en Australia.

«Los efectos del cambio climático ya no pertenecen al futuro y hoy vemos signos de una atmósfera que se seca y se calienta», afirmó, abogando por una mejor gestión preventiva de los bosques.

Estos incendios extremos son alimentados por sequías cada vez más graves, consecuencia del calentamiento global.

Durante su crecimiento, la cubierta forestal absorbe CO2, pero regresa en masa a la atmósfera cuando la vegetación se quema, agravando el calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero.

Esto crea un «efecto de retroalimentación», dijo Cunningham.

Además, con estos incendios, “vastas regiones son atravesadas por la columna de humo, lo que tiene importantes efectos sobre la salud y provoca muchas más muertes prematuras que las propias llamas”, subrayó el investigador. Su estudio cita en particular trabajos según los cuales la contaminación del aire provocada por los megaincendios de 2015 en Indonesia provocó un exceso de mortalidad de 100.000 personas.