(Madrid) El cineasta Pedro Almodóvar tiene fama de ser fiel a un puñado de actrices que interpretan a sus heroínas, pero su musa de ayer y de mañana es Madrid. Hasta el 20 de octubre la ciudad rinde homenaje a esta relación sentimental a través de la exposición Madrid, chica Almodóvar.

“La historia de Pedro Almodóvar y Madrid es una historia de amor mutuo. Pedro Almodóvar es Pedro Almodóvar gracias a Madrid, son inseparables”, explica a la AFP el comisario de la exposición, Pedro Sánchez, autor de Todo sobre mi Madrid. Paseo por el Madrid de Almodóvar, en alusión a Todo sobre mi madre (1999).

“Le devolvió a Madrid todo lo que ella le había dado, y más, como musa suya. Madrid aparece en todas las películas de Almodóvar. Ella es la verdadera “almodóvar chica”, mucho más que Penélope Cruz, Carmen Maura o Marisa Pérez”, continúa mientras deambula por la exposición.

Para darle la bienvenida, sólo vio el centro cultural Conde Duque: es frente a su fachada donde Carmen Maura pide a un empleado municipal que limpia la calle que la rocíe con agua en La ley del deseo (1987). La inolvidable escena nocturna inmortalizó a la actriz con su vestido naranja, asfixiada por el calor de la ciudad en verano.

“Muchos extranjeros conocen Madrid o la cultura española a través de sus películas. Al igual que vamos a la Fontana de Trevi en Roma o al bar Amélie en París, tenemos un primer contacto con Madrid con su cinematografía”, explica Sánchez.

A través de 200 fotografías de las 23 películas o archivos personales de Almodóvar, descubrimos la relación entre el artista castellano-manchego y la capital.  

En un panel se muestra un estudio que detalla el porcentaje de acción ambientada en Madrid en toda su cinematografía: del 6% (La piel que habito, 2011) al 100% para siete películas.

“Aquí nunca me he sentido un extranjero”, le gusta decir al cineasta, que “comparte con su ciudad favorita una personalidad transgresora, ecléctica, crítica, abierta, alegre, cosmopolita y amable”, según Pedro Sánchez.

Este hijo adoptivo de Madrid, hoy el cineasta español más internacional, no provenía de una buena familia, a diferencia de la mayoría de los artistas españoles de la Movida, el período de liberación sociocultural que siguió a la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 y la llegada de la democracia.

“También dice que ser cineasta en España es como ser torero en Japón”, ríe el comisario.  

Huyendo del Madrid de las postales, no duda en situar su cámara en los barrios más populares, de belleza menos evidente, como Vallecas o Concepción.

Mientras un mapa de Madrid reproduce las 272 localizaciones contadas en sus películas, la exposición también señala los lugares que obsesionan al artista: taxis, ferreterías, cementerios o farmacias que salpican su obra.  

Así como Jacques Demy hizo repintar a Rochefort para sus “Demoiselles”, Almodóvar recurrió a veces al artificio para embellecer Madrid.

“Los colores son muy importantes y completamente ficticios. Esto surge de su recuerdo de la España franquista, en blanco y negro. Su manera de vengarse, según él, es inundar de color sus películas”, explica Sánchez.

El visitante puede ver así los fondos utilizados para reproducir la terraza de Pepa con vistas panorámicas de todo Madrid en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), porque nunca habría soportado el peso del equipo de rodaje.  

“Es un Madrid idílico” que vemos en Madres paralelas (2021) o Julieta (2016), donde las heroínas tienen enormes pisos madrileños a pesar de un nivel de vida mediocre.

La estética almodovaria llega incluso a recrear obras maestras de Magritte, Rothko, Velásquez, Dalí, Tiziano, Hopper… en los planos de sus películas, como se descifra en un vídeo.

El cineasta puso mucho de sí en sus escenarios: “Las casas de Almodóvar, no las veíamos en revistas como algunos cineastas, sino en sus películas”, afirma Pedro Sánchez, que recuerda que Dolor y gloria (2019) reproduce su apartamento actual en Madrid, con algunos sillones propios.

“Esta es mi vida”, habría dicho el cineasta cuando visitó la exposición, ante el público y lejos de las cámaras.