Acaba de llegar el recurso de apelación de la Liga Marítima de Hockey Juvenil de Quebec (QMJHL)*, que deseaba ver el procedimiento de acción colectiva interpuesto contra ella por Carl Latulippe, exjugador de Chicoutimi Saguenéens que afirma haber sido víctima de abusos en los años 90. sido rechazada por el Tribunal de Apelación.

En sentencia dictada el martes, la jueza Sophie Lavallée determinó que el juez de primera instancia que autorizó el ejercicio de una demanda colectiva contra la QMJHL, sus 18 equipos y la Liga Canadiense de Hockey no se equivocó. Por tanto, el procedimiento puede seguir adelante.

La solicitud de demanda colectiva fue presentada por Carl Latulippe, quien afirma haber sido víctima de abuso físico, psicológico y sexual tras ser seleccionado como primera elección en el draft de 1994. El exjugador pide a los demandados 650.000 dólares y 650.000 dólares en concepto colectivo. daños punitivos y ejemplares.

El juez del Tribunal Superior Jacques G. Bouchard autorizó el ejercicio de una demanda colectiva en este caso el 10 de abril.

En su solicitud de apelación, la QMJHL argumentó que el juez Bouchard había cometido “errores de derecho” al “posponer el examen de la “responsabilidad solidaria eterna” de las dos ligas y de los 18 equipos al debate sobre el fondo del asunto”. La QMJHL mencionó que 13 de los equipos objeto del procedimiento “ni siquiera estaban formados en el momento de los presuntos abusos” por parte de Carl Latulippe.

En su sentencia, la jueza Lavallée recuerda que “el recurso debe reservarse a casos en última instancia excepcionales”. Dijo que los criterios necesarios para permitir una apelación “no se cumplen”. Subraya que, en la fase de autorización, el juez Bouchard “obró la prudencia necesaria” y “ejerció su discreción para no decidir inmediatamente esta cuestión” de “responsabilidad solidaria eterna”. Esta cuestión “al no ser una pura cuestión de derecho, no es un error en la fase de autorización decidir que se decidirá en cuanto al fondo, a la luz de las pruebas”, escribe el juez Lavallée. Por tanto, el juez Bouchard hizo bien su trabajo y “se limitó, como debía, a verificar si la solicitud (de autorización de acción colectiva) no era insostenible, frívola o manifiestamente infundada”.