Nathan Saliba vivió un momento excepcional hace apenas seis años: celebrar un gol con el capitán de su equipo favorito, Nacho Piatti, del Montreal Impact. Lo que no sabía era que, a los 20 años, le tocaría llevar el mismo brazalete.
Retrocedamos en el tiempo. El centrocampista jugó en la Impact Academy. Como era habitual, el Club invitó a los jugadores jóvenes a ver los partidos locales al margen. El 13 de junio de 2018 le tocó el turno al joven Saliba, de la selección U14, de ser convocado.
“Era mi tercer entrenamiento en la Academia”, recuerda Saliba en una entrevista con La Presse. Me sentí intimidado. Ir a Montreal, tomar el metro, eso fue mucho para mí. »
En el último tiempo de descuento, Piatti marcó un gol para asegurar la victoria de su equipo. Mientras celebraba, vio al joven Saliba y lo abrazó. “Me sentí muy feliz, me sentí muy afortunada. Me dije a mí mismo que algún día ese podría ser yo. »
No pasó mucho tiempo hasta que el agua corrió bajo el puente antes de que este deseo se hiciera realidad. Como el capitán del CF, Samuel Piette, brilla por su ausencia, defendiendo los colores de Canadá en la Copa América, su brazalete fue entregado temporalmente a Saliba. Dada la corta edad y el nivel de experiencia en el campo, la decisión sorprendió a todos, incluido el principal involucrado.
“Lo había pensado un poco, pero rápidamente cambié de opinión y me dije a mí mismo que estaba inventando tonterías”, dice con autodesprecio.
“Mi discurso fue muy bueno”, dice Saliba con seguridad, pero negándose a revelar los detalles. Fue algo muy franco en relación a las indicaciones del técnico. Descubrí que no los respetábamos lo suficiente. »
Precisamente, la franqueza y la capacidad de difundir la verdad delante de sus compañeros sin rehuir son, según el joven Saliba, sus mayores cualidades como líder. “Como dicen, la verdad sale de la boca de los niños”, dice el joven entre risas.
Bromas aparte, la importancia de la franqueza constituye un valor clave de Saliba. Valor que le inculcaron a Nathan sus padres desde su infancia, pasada en la costa sur de Montreal.
También fue su padre quien le introdujo en el fútbol. Se divirtieron en los parques, lejos todavía de la competición, pero con espíritu competitivo. “El pie izquierdo no sirve sólo para subir escaleras”, le decía siempre su padre a Nathan, con la esperanza de que aprendiera a ser bueno con ambos pies.
Estas prácticas llevaron a Nathan Saliba a empezar a jugar fútbol competitivo a la edad de 9 años. “Hubiera preferido jugar de forma recreativa, pero me dijeron que, dado mi nivel, era imposible”, admite Saliba con una sonrisa.
Durante sus primeros años en el fútbol, Saliba fue nombrado regularmente capitán de sus equipos. “Siempre tuvo una presencia impresionante, tanto dentro como fuera del campo”, dice el exjugador del Impact Patrick Leduc.
Leduc sabe algo de esto, ya que fue entrenador de Saliba durante una competición del equipo canadiense sub-12 que tuvo lugar en París. Lo has adivinado: Saliba asumió entonces la capitanía del equipo.
“Era uno de los pocos francófonos del equipo, por lo que al principio temíamos que no pudiera integrarse”, recuerda Leduc. Pero al final del torneo todos lo respetaban, querían ser su amigo. Es alguien que, independientemente de su edad, siempre ha sido capaz de asumir sus responsabilidades, su liderazgo. »
Evidentemente, los años pasan, pero las cualidades de liderazgo de Saliba permanecen intactas. Al menos eso es lo que cree el defensa Raheem Edwards. “Hasta ahora ha sido realmente sorprendente [con el brazalete de capitán]. Es muy maduro, muy decidido para su edad. Vimos a Samuel Piette convertirse en líder y creo que también podría convertirse en un futuro capitán. »
No sabemos si Saliba algún día se convertirá en capitán del CF Montreal, pero una cosa es segura: ya está siguiendo los pasos de Piette a otro nivel. Después de 38 partidos profesionales, todavía busca marcar su primer gol con el CF Montreal. Piette lo logró en su cuarta temporada con el equipo.
Nathan Saliba espera tener que tener menos paciencia antes de sacudir las cuerdas. Lo admite: la perspectiva de llegar allí le pasa por la cabeza, cada vez, antes de poner un pie en el terreno de juego.
“Siempre tuve esta imagen de mí mismo marcando mi primer gol con el brazalete de capitán”, admite.
Dada la mala racha del CF Montreal, el partido del sábado contra el Philadelphia Union sería sin duda un momento oportuno para hacer precisamente eso.