Le Figaro Niza
Magalie* sigue preocupada por lo que le ocurrió a su hijo Alexandre*, de un año, a finales de la semana pasada. Cuando acudió, como cada día, a la guardería Arman, situada en Vence (Alpes Marítimos), lo encontró cubierto de picaduras, principalmente en la cara. Molesta y consternada, cuatro días después decidió confiar en un larguísimo mensaje compartido en Facebook. Luego aceptó testificar en Nice Matin, pero se negó, vacilante, a hablar con Le Figaro. En la red social, Magalie inició sus comentarios jurando que “no era propio de ella mostrar este tipo de cosas en las redes”. Excepto que esta vez la situación era demasiado grave como para guardar silencio. Y entonces la joven, también madre de otros dos niños, no pudo soportar más que la pararan “cada dos minutos en la calle” para saber qué le había pasado a Alexandre. “Tuvimos tanto dolor…”, escribió en su publicación.
Eran las 3 de la tarde del jueves 16 de noviembre cuando la madre recibió una llamada de la guardería. En la línea, el director del establecimiento le informó que Alexandre había sido mordido varias veces en la cara. “Me dijeron que no me preocupara porque lo vio un médico de la enfermería y me dijo que no había nada grave”, continúa. Magalie no está contenta pero tampoco demasiado preocupada. Está a “16.000 kilómetros de imaginar lo que sucederá después”. Una hora y media después, finalmente llega a la guardería. Alexandre se une a ella a cuatro patas, con la cabeza inclinada. A los pies de su madre, levanta la cara y le regala una gran sonrisa mientras le tiende los brazos. El shock es inmediato: “Me eché a llorar y salgo de esta habitación”, continúa Magalie. El niño está irreconocible. “¡Estaba desfigurado!”, confió a Le Figaro antes de interrumpir la conversación.
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El director, que se encuentra en la unidad cuando la joven encuentra a Alexandre, la alcanza para explicarle. Según ella, Alexandre fue mordido “mientras dormía en el dormitorio” por una niña que lo quiere mucho. “Ella le dio un abrazo demasiado fuerte y terminó con mordiscos”, dice Magalie en su publicación de Facebook. Ella le responde al director: “¡Parece que mi hijo tuvo un combate de box!” Y continúa: “No podía ni hablar, estaba en shock, atónita…” A Magalie le cuesta creer la versión que le dan. No entiende cómo nadie pudo ver ni oír nada. “Desde el primer mordisco mi hijo debió gritar”, subraya.
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De regreso a casa, desnuda a su hijo y nota que las mordeduras no se limitan a la cara. En total, la joven encontró 18, en hombros, cuero cabelludo, rodillas y hasta en el estómago. Preocupada, decide inmediatamente llevar a Alexandre al médico para asegurarse de que todo está bien. Éste le aconseja entonces que presente una denuncia y consulte a un médico forense. Dicho y hecho. Es la primera vez que Magalie emprende un procedimiento de este tipo, “pero ahora tiene que parar”, escribe de nuevo. Porque no es la primera vez que recoge a su hijo en un estado lamentable después de un día en la guardería. “La primera vez fue por un abrazo demasiado fuerte que le provocó a [Alexandre] un pequeño hematoma en la nariz y le hizo sangrar la boca. No fue nada grave, puede pasar”, rebobina. La segunda vez, sin embargo, sonó el teléfono para decirle que Alexandre había sido mordido tres veces en el brazo: «No hice ningún escándalo, sólo dije ‘ten cuidado'».
La joven madre también señala la falta de organización en la guardería, con niños muy pequeños que, por falta de espacio, se mezclarían con otros niños mayores. Así, desde el inicio del curso escolar, Alexandre está rodeado de niños mayores que él “que corretean a su alrededor”, asegura Magalie. Sin embargo, este último no quiere avergonzar a los cuidadores de niños. «Hacen lo mejor que pueden, lo sé bien», dice. Además, su otro hijo, de 11 años, fue a esta guardería y nunca tuvo problemas. Al igual que su hija, que actualmente está con “los grandes” y que “va con una gran sonrisa”.
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Recibido el viernes por la mañana por un médico forense, Alexandre y su madre salieron de esta consulta con nueva información condenatoria para la guardería de Vence. El calvario del pequeño habría durado “varios minutos”. Ése es el mismo tiempo de distracción durante el cual Alexandre habría sido mordido veinte veces en total. “¡Ahora la ira me viene a mí!”, molesta Magalie. A través de su mensaje, la madre quiere alertar: “¿Qué debemos esperar, que habrá una tragedia? Hubo negligencia total. ¡Esto no debe volver a suceder, ni a mi hijo ni a ningún otro!”, concluye.
Contactada varias veces, la Mutualité Française, directora de la guardería Arman, no respondió a nuestras solicitudes. Por la mañana en Niza, el director del centro de Primera Infancia indicó que había sido advertido por el director “a primera hora de la tarde del jueves”. También sostuvo que ese día “estábamos bien en número de profesionales”. En otras palabras, la guardería no carecía de personal cuando Alexandre fue mordido. Y continúa: “nos entrevistaron (nota del editor de los gendarmes) y les explicamos dónde estábamos. Actualmente, ya existen acciones correctivas que se han implementado y presentado a la familia del niño. Todavía estamos tratando de averiguar qué pasó».
*Los nombres han sido cambiados