Desde hace varios meses, la derecha había advertido: durante los debates en el Senado sobre el proyecto de ley de inmigración, quería endurecer las condiciones para la concesión del sistema que permite a los extranjeros en situación irregular beneficiarse del acceso a la asistencia sanitaria. Ya está hecho: la Cámara Alta adoptó este martes a última hora de la tarde la supresión de la Ayuda Médica Estatal (AME) y la creación, en su lugar, de la Ayuda Médica de Emergencia (AMU) que sólo se referiría a “la gestión de la profilaxis y el tratamiento”. de enfermedades graves y dolores agudos, cuidados relacionados con el embarazo, vacunaciones reglamentarias y exámenes de medicina preventiva”.
Antes de la votación, las discusiones sobre el tema fueron muy tensas entre la derecha del Hemiciclo, partidaria de esta medida, y la izquierda, muy contraria. «No traería nada más que vergüenza», criticó la ambientalista Raymonde Poncet-Monge. Misma opinión para la socialista Anne Souyris: “Sacar la AME es condenar a muerte a los más precarios entre nosotros”, lanzó en el hemiciclo. “Entendimos que lo que estaba en juego con esta ley era la supervivencia de su partido y el futuro del ministro. Pero no jugamos con la salud de los franceses”, atacó el ecologista Yannick Jadot, apuntando a la derecha y a Gérald Darmanin, ministro del Interior. Y la ambientalista Mélanie Vogel espetó: “En nombre de su odio a los extranjeros, están dispuestos a todo”.
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«Francia tiene una deuda de 3.000 millones de dólares; no puede acomodar toda la miseria del mundo», defendió el senador LR, Alain Joyandet. “No hay abandono de los extranjeros en situación irregular en Francia”, recordó poco después Muriel Jourda, ponente de LR para el proyecto de ley de inmigración. Y el presidente del grupo LR, Bruno Retailleau, defiende: «Existe un vínculo entre nuestra capacidad de regular la inmigración y preservar nuestro modelo social».
Pese a esta aprobación en el Senado, la medida tiene pocas posibilidades de ser adoptada en la Asamblea Nacional, donde parte de la mayoría presidencial y toda la izquierda están en contra. Esta ayuda, creada por el gobierno de Lionel Jospin en 2000, es objeto regularmente de la derecha y de la Agrupación Nacional. En cuestión: su coste, estimado en 1.140 millones de euros en la ley de financiación inicial para 2023, un aumento del 12,5% respecto al año anterior.
El Ministro del Interior, Gérald Darmanin, ya se ha manifestado a favor de la creación de una Ayuda Médica de Emergencia (AMU). Pero el tema divide al gobierno -y también a la mayoría- ya que el portavoz del gobierno, Olivier Véran, se ha opuesto públicamente. Por su parte, la primera ministra, Élisabeth Borne, encargó el mes pasado un informe para determinar si son necesarias adaptaciones a la AME.
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Durante los debates en el Palacio de Luxemburgo, Agnès Firmin Le Bodo, ministra delegada encargada de la Organización Territorial y de las Profesiones Sanitarias, habló en defensa de la AME, a la que “el Gobierno está adscrito”. “Es una convicción fuerte”, explicó entre aplausos de la izquierda. “La AME como tal no es un factor de atractivo ni de turismo médico”. Y añadir, ante la mirada de Gérald Darmanin, que el ejecutivo se basó “en la sabiduría del Senado” en las enmiendas presentadas por la izquierda para suprimir esta medida. Una opinión que suscitó incomprensión entre las filas de la izquierda, dados los argumentos del ministro.
En la Asamblea aún no ha comenzado el debate, pero ya todos están tomando posición. Mientras que algunos parlamentarios como Charles Sitzenstuhl (Renacimiento) o Naïma Moutchou (Horizontes) se declararon favorables a esta evolución, el grupo MoDem, por su parte, firmó la semana pasada un foro para defender la AME.