Estados Unidos dijo el martes que temía «nuevas atrocidades» en Birmania, especialmente contra los rohingya, con el aumento de la violencia en el estado de Rakhine, en el oeste del país, asolado por un conflicto étnico y político desde hace tres años. Los enfrentamientos han sacudido al estado desde que el Ejército de Arakan (AA, siendo Arakan el antiguo nombre de Rakhine) atacó a las fuerzas de seguridad en noviembre, poniendo fin a un alto el fuego que se había respetado en gran medida desde el golpe de la junta en 2021.

«Los actos de genocidio y otros crímenes contra la humanidad cometidos por el ejército contra los rohingya, así como las tensiones intercomunales que han avivado en el estado de Rakhine y en otras partes del país, ponen de relieve los graves peligros a los que están expuestos los civiles», declaró la diplomacia estadounidense. en un comunicado de prensa. «El actual aumento de la violencia y las tensiones entre comunidades también aumenta los riesgos de nuevas atrocidades», añadió el Departamento de Estado, llamando «al ejército birmano, así como a todos los actores armados, a proteger a las poblaciones civiles y permitir el acceso humanitario sin obstáculos».

El domingo, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ya había advertido sobre nuevas “atrocidades” en el estado de Rakhine. “Con las altas tensiones entre comunidades entre los grupos étnicos Rakhine y Rohingya –y activamente avivadas por el ejército–, este es un período crítico en el que el riesgo de nuevos crímenes atroces es particularmente alto”, afirmó Volker Türk en un comunicado de prensa.

Washington también pidió a sus «socios» de la región que «proporcionen protección a las personas que huyen de la violencia», sin referirse expresamente a Bangladesh, que ha reforzado la seguridad a lo largo de su frontera con Birmania, temiendo una nueva afluencia de refugiados rohingya.

Bangladesh alberga a casi un millón de refugiados rohingya, una minoría musulmana apátrida de Birmania, la mayoría de los cuales huyó de la violenta represión militar en 2017. El estado de Rakhine fue escenario de una persecución a gran escala por parte del ejército en 2017 contra la minoría rohingya, que es la objeto de una investigación de las Naciones Unidas por genocidio.