Country Garden, uno de los mayores grupos inmobiliarios de China con una deuda astronómica, negó el jueves que sus directivos hayan abandonado el país, ya que la empresa parece estar acercándose al impago. El promotor, que desde hace tiempo se considera financieramente sólido, se ha visto afectado en los últimos meses por la crisis inmobiliaria en China, que amenaza la supervivencia de muchos actores del sector.

Country Garden debía reembolsar unos 15,4 millones de dólares (14,6 millones de euros) en intereses del préstamo el miércoles para evitar formalmente el impago. La empresa aún no ha indicado si ha podido hacer frente a esta deuda, lo que aumenta la presión sobre la situación del grupo. Country Garden «ha tenido conocimiento de rumores según los cuales el fundador y su hija han abandonado el país», afirmó Country Garden en un comunicado de prensa, criticando un acto «malintencionado». «Nuestro fundador y el presidente de la junta directiva trabajan normalmente en China», aseguró Country Garden.

El grupo fue fundado en 1992 por Yang Guoqiang, quien dejó oficialmente la empresa en marzo de 2023. Su hija Yang Huiyan ahora dirige el grupo sola. En 2007, se convirtió en la mujer más rica de China al heredar las acciones de su padre. En un contexto ahora sombrío para el sector inmobiliario, Country Garden advirtió a principios de octubre que esperaba “no poder hacer frente” a todos sus pagos. Por tanto, a principios de mes el grupo no pudo pagar los intereses de un préstamo de 470 millones de dólares de Hong Kong (56,7 millones de euros). Country Garden, sin embargo, tiene un periodo de gracia para este plazo, que finalizará en noviembre.

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Country Garden tenía una deuda considerable estimada en 1.430 mil millones de yuanes (180 mil millones de euros) a finales de 2022. A finales de junio disponía de 147.900 millones de yuanes (18.600 millones de euros), una suma destinada principalmente a completar las viviendas ya pagadas por los propietarios incluso antes de su construcción. Los grupos inmobiliarios en China llevan mucho tiempo apostando por este modelo de financiación. Pero su enorme deuda ha sido vista en los últimos años por quienes están en el poder como un riesgo importante para la economía y el sistema financiero del país. De este modo, Pekín ha ido endureciendo progresivamente sus condiciones de acceso al crédito a partir de 2020, lo que ha secado las fuentes de financiación de los grupos ya endeudados.