Ante la gravedad de la situación en Oriente Medio, sus palabras fueron más de lo esperado. Para su primera intervención desde el inicio del ataque terrorista de Hamás contra Israel, Emmanuel Macron decidió dirigirse solemnemente a la nación este jueves a las 20 horas. Y esto pocas horas después de recibir a los dirigentes de los partidos en el Elíseo para informarles de la situación en Oriente Medio. Mientras que el conflicto ha dejado 1.200 muertos en el lado israelí desde el sábado, entre ellos al menos 13 franceses, Hamás y la Jihad Islámica afirmaron tener 150 rehenes extranjeros. Entre estos últimos, probablemente franceses, 17 de los cuales siguen desaparecidos, según un último informe.
Ante estas cifras detrás de las cuales se esconden tantas vidas humanas y familias destrozadas, el Jefe de Estado comenzó condenando a Hamás, autor de la “barbarie” y del “ataque terrorista más trágico” de la historia de Israel. “Nada puede justificar el terrorismo”, tronó también Emmanuel Macron. Al enfatizar que “no puede haber un ‘sí, sino’”. Una flecha disparada contra los rebeldes, cuyas ambigüedades hacia Hamás han quedado al descubierto a plena luz del día.
“Francia condena en los términos más enérgicos posibles estos actos atroces. Hamás es un movimiento terrorista que expone a la población de Gaza de manera criminal y cínica”, insistió Emmanuel Macron el jueves por la noche. La oportunidad de mostrar su solidaridad «inquebrantable» con Israel, que «tiene derecho a defenderse» contra el movimiento islamista «mediante acciones selectivas», «preservando al mismo tiempo a las poblaciones civiles». Francia, que está “unida por el dolor del duelo” al Estado judío, no había experimentado una pérdida tan significativa de sus ciudadanos desde el ataque terrorista en Niza en junio de 2016, argumentó el presidente.
Este es el tema más delicado para el ejecutivo. Pocas horas antes de la intervención televisada de Emmanuel Macron, las familias de presuntos rehenes franceses de Hamás le «rogaron» este jueves que interviniera en una rueda de prensa organizada en Tel Aviv. “Esta tarde estoy pensando en las familias. Quiero decirles que Francia está haciendo todo lo posible para devolverles sanos y salvos a sus hogares”, intentó tranquilizar el jefe de Estado. Y añadió: “Haremos todo lo posible para garantizar que estos rehenes, cualquiera que sea su nacionalidad, sean liberados”. En esta ocasión, el presidente afirmó también que cuatro niños se encontraban entre las personas de las que Francia no tiene noticias.
El presidente volvió también a la cuestión de la repatriación de los cerca de 200.000 franceses que viven en Israel, asegurando que se fletarán otros aviones para facilitar su regreso. Según varios participantes en la reunión de dirigentes de los partidos en el Elíseo, el jefe de Estado también había confirmado haber «iniciado conversaciones» con intermediarios como Egipto y Qatar, recordando al mismo tiempo la posición de la diplomacia francesa: la de no negociar con los terroristas.
“No podemos resolver una guerra interminable en esta región. La lucha contra el terrorismo no puede sustituir la búsqueda de la paz”, aseguró Emmanuel Macron. También recordó las condiciones para una “paz duradera” en la región, que incluye un Estado palestino y “garantías indispensables para la seguridad de Israel”. Todo ello denunciando la triple culpa de “quienes confunden la causa palestina y la justificación del terrorismo”. Qué manera de asestar un golpe a los rebeldes, que cometen un error “moral, político y estratégico” al “confundir la causa palestina y la justificación del terrorismo”.
Desde el sábado, una cuestión teñida de miedo se apodera de la cúpula del Estado: ¿cómo impedir la importación del conflicto entre Israel y Hamás a suelo francés y, por tanto, evitar un resurgimiento de los actos antisemitas? Por eso Emmanuel Macron pretende cumplir el “primer deber” del Estado, que es “garantizar la seguridad” de los franceses de fe judía. “No dejéis que florezcan ninguna palabra, ningún acto antisemita, ninguna estigmatización”, insistió el inquilino del Elíseo. Y prometer que “la República será despiadada con todos los portadores del odio”.
Un poco más temprano este jueves, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, informó que se habían producido “más de cien actos antisemitas” desde el inicio del ataque de Hamás, que van desde etiquetas hasta insultos contra la comunidad judía. En los últimos días, el número de estas acciones ha aumentado en Île-de-France.
Ante este aumento de la violencia, Emmanuel Macron, como es costumbre, “al mismo tiempo”, sopló al rojo vivo y al rojo vivo. “Debemos permanecer unidos”, instó primero el presidente. Quién sabe “el temor de nuestros compatriotas de fe judía, de que este resurgimiento allí, de la violencia antisemita, sea aquí el pretexto para palabras insultantes, para actos que los atacarían”. Antes de medir “también la preocupación de nuestros compatriotas de fe musulmana de que las fusiones prevalezcan sobre la razón”. En este período turbulento, el presidente finalmente lanzó un llamamiento a los franceses: “Vivamos a la altura de nuestra propia historia”.