Inundaciones, tormentas, sequías… las catástrofes alimentadas por el cambio climático han provocado 43,1 millones de desplazamientos infantiles entre 2016 y 2021, alerta Unicef. Las estadísticas sobre desplazamientos internos vinculados a desastres climáticos generalmente no tienen en cuenta la edad, pero Unicef ​​​​ha trabajado en particular con la ONG Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos para desglosar los datos y garantizar que los niños ya no sean “invisibles”. “Esto es sólo la punta del iceberg, según los datos disponibles. La realidad es que con el impacto del cambio climático y un mejor seguimiento de los movimientos ante fenómenos meteorológicos más lentos, el número de niños desarraigados va a ser mucho mayor”, insiste Laura Healy, una de las autoras.

Según el informe, alrededor del 95% de estos desplazamientos infantiles están relacionados con inundaciones y tormentas. «Esto equivale a unos 20.000 movimientos de niños al día», explicó a la AFP Laura Healy, subrayando que estos menores están expuestos a múltiples riesgos, desde la separación de sus familias hasta las redes de narcotráfico. Estos datos cuentan formalmente el número de movimientos de niños y no el número de niños movidos, ya que el mismo niño puede ser movido varias veces. Tampoco permiten diferenciar entre evacuaciones previas y movimientos posteriores al fenómeno meteorológico. Y subestiman “radicalmente” los desplazamientos relacionados con la sequía, que ocurren más lentamente y, por lo tanto, son más difíciles de monitorear, y no incluyen la migración.

El informe presenta proyecciones muy parciales, para algunos acontecimientos concretos. Sólo las inundaciones relacionadas con el desbordamiento de los ríos podrían causar 96 millones de desplazamientos infantiles en los próximos 30 años, los vientos ciclónicos 10,3 millones y las inmersiones marinas relacionadas con las tormentas 7,2 millones. Cifras que no incluyen evacuaciones preventivas. UNICEF pide a los líderes mundiales que aborden esta cuestión en la conferencia climática COP28 que se celebrará en Dubái dentro de unas semanas. Debemos preparar a estos niños, incluidos los que ya están desarraigados, “para vivir en un mundo donde el clima ha cambiado”, subraya Laura Healy.

En este informe publicado el jueves 5 de octubre, la agencia de la ONU relata el trauma de Juana, quien tenía 9 años en 2020 cuando el pueblo donde vivía en Guatemala quedó sumergido por el agua tras los huracanes Eta e Iota. O la historia de las hermanas jóvenes Mia y Maia que vieron su casa móvil destruida por las llamas en California. “Llevamos nuestras pertenencias a la carretera donde vivimos durante semanas”, describe Abdul Azim, un niño sudanés a cuya aldea inundada en agosto de 2022 solo se podía acceder en barco.

«Para quienes se ven obligados a huir, el miedo y las repercusiones de tales desastres pueden ser particularmente devastadores, con la preocupación de si algún día podrán regresar a casa, a la escuela o si se verán obligados a irse de nuevo», subraya Unicef. La jefa Catherine Russell en un comunicado de prensa. “Es posible que la medida les haya salvado la vida, pero es un cambio muy desestabilizador”, añade. «Tenemos las herramientas y el conocimiento para responder a este creciente desafío al que se enfrentan los niños, pero avanzamos demasiado lento».

Aunque los crecientes impactos del cambio climático están afectando a todas partes, el informe señala áreas que son particularmente vulnerables. Así, Filipinas, India y China son los países más afectados en números absolutos (casi 23 millones de niños desplazados en seis años), debido a su gran población, su situación geográfica, pero también a sus planes de evacuación preventiva. Pero si se observa la proporción de niños desplazados, la imagen resalta la vulnerabilidad de África y las pequeñas islas. Dominica ha visto al 76% de sus niños desplazados en 6 años, Cuba y San Martín más del 30%, Vanuatu el 25%, Filipinas el 23%…