La vista ante la primera sala civil del tribunal judicial de Lorient el miércoles 4 de octubre no permitió a una monja despedida, según ella, “sin motivo” de su comunidad católica bretona, conocer más sobre los motivos de su desalojo. La madre Marie Ferréol, nacida Sabine Baudin de la Valette, de 57 años, fue despedida en noviembre de 2020 de la comunidad tradicionalista de las Dominicas del Espíritu Santo, cuya casa madre se encuentra en Pontcalec, cerca de Vannes (Morbihan), tras una visita de Cardenal canadiense Marc Ouellet en esta comunidad.

La monja, ahora sin recursos, exige una indemnización por los daños materiales y morales que cree haber sufrido, antes y después de su desalojo. Destinado al lado de la asociación de los Dominicos del Espíritu Santo y de los “visitantes” (investigadores, en el término vaticano), el cardenal Marc Ouellet no estuvo en la audiencia ni estuvo representado. Es firmante del decreto de destitución definitiva de la monja del 22 de abril de 2021.

“Al llegar a su comunidad en 1987, mi clienta vivió sin incidentes durante más de veinte años”, argumentó su abogada, la señora Adeline Le Gouvello. Las cosas habrían empeorado a partir de 2011, cuando la religiosa denunció “hechos y abusos graves”, afirmó el abogado. “Después de esta alerta, la vida de mi cliente se volvió muy difícil”, afirmó la señora Adeline Le Gouvello.

La presidenta de la primera sala civil, Armelle Picard, se mostró sorprendida por no poder tener acceso al expediente de acusación vaticano. El señor Bertrand Ollivier, abogado de los dos “visitadores apostólicos” que vinieron a investigar la comunidad, respondió que “no existe ningún derecho de acceso al expediente en materia canónica”.

La “manipulación de las personas, los comentarios destructivos y críticos, los ataques recurrentes a la verdad, el espíritu de riña, la crítica sistemática”, sin más explicaciones, son las únicas quejas pronunciadas en la audiencia. La sentencia quedó reservada hasta el 29 de noviembre. El cardenal Marc Ouellet, que era entonces prefecto del Dicasterio para los obispos del Vaticano, dimitió de este alto cargo en enero, oficialmente “por límite de edad”. Fue acusado de agresión sexual en Quebec.