Le Figaro Niza

El 5 de abril, varios gendarmes de la brigada Séranon (Alpes Marítimos), entonces de patrulla, quedaron intrigados por el comportamiento de un individuo en un terreno declarado sitio arqueológico y, por tanto, protegido. El hombre de 62 años estaba escaneando el suelo con un detector de metales, lo cual está estrictamente prohibido. Detenido al mismo tiempo, se vio incapaz de ocultar los dos objetos de plomo que acababa de extraer del suelo y arrebatar a la Historia. Sorprendido con las manos en la masa, el sexagenario intentó en vano justificarse alegando su pertenencia a una supuesta asociación especializada en arqueología recreativa. Asociación que, por supuesto, no existe ya que esta práctica está prohibida en Francia.

Tras su detención, los gendarmes registraron su domicilio, olfateando la posibilidad. Así se sumó un pequeño tesoro arqueológico a los dos objetos de plomo incautados anteriormente. Se descubrieron unas 400 monedas antiguas y un número importante de objetos que datan de la época romana, es decir, del siglo I d.C. También se descubrieron municiones de categoría B y C. Para evaluar el valor del botín, los tribunales se pusieron en contacto con un perito de la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC). En este caso el comisario Xavier Delestre. “Hubo algunas cosas interesantes, lo puedo confirmar. Y, sobre todo, la cantidad no es insignificante”, confía con cautela a Le Figaro, dado el secreto de la investigación.

Aún no acusado, el hombre de sesenta años será citado ante el tribunal penal de Grasse el 5 de noviembre para responder de los delitos de “realización de excavaciones arqueológicas sin autorización”; “no declaración de descubrimiento arqueológico casual”; “detención sin declaración de armas, municiones o sus elementos categoría C”; “posesión no autorizada de armas, municiones o sus componentes de categoría B”. También está siendo procesado por «uso no autorizado de un detector de metales para investigaciones históricas o arqueológicas», lo que no es un delito sino una infracción de quinta clase, como aclaró el martes por la tarde la fiscalía de Grasse en Le Figaro. En cuanto a los objetos incautados, no serán enterrados nuevamente pero enriquecerán las colecciones de algunos museos locales.

Desde hace varios años, la policía y la justicia colaboran con el Ministerio de Cultura con el objetivo de proteger el patrimonio arqueológico francés de los saqueos. En Provenza-Alpes-Costa Azul, el prefecto regional firmó en 2022 un acuerdo para el establecimiento de una red de gendarmes de referencia. Hay 80 en Provenza que actúan como interfaz entre las brigadas y el ministerio. “Es uno de esos policías de referencia que, por ejemplo, iniciaron el asunto Séranon”, explica Xavier Delestre. “En poco menos de cinco años, se han incautado 90.000 objetos arqueológicos saqueados y se han celebrado una cincuentena de procesos con penas que van desde multas judiciales y, en ocasiones, aduaneras, hasta penas de prisión. Se trata de casos que han adquirido una importancia real desde el punto de vista de la justicia”, continúa, refiriéndose a la formación de numerosos magistrados en materia de saqueos arqueológicos, desde una conferencia celebrada en 2015 con la fiscalía del tribunal de apelación de Aix en Provence. .

El curador de la DRAC dice que los tribunales se acercan a él “en promedio dos veces al mes”. Este último insiste en que no son asuntos menores en este asunto. “Estas personas que saquean tierras patrimoniales, ya sea con fines históricos o económicos, eliminan información que penalizará tanto el patrimonio como la investigación. Es como ir a los archivos para mirar una carta del siglo XV y arrancar una página que te interesa. La persona que venga a continuación será sancionada, privada de conocimiento. Lo mismo ocurre con la arqueología”, explica Xavier Delestre.