Las aerolíneas esperan cancelaciones de vuelos «considerables». La Dirección General de Aviación Civil (DGAC) debe anunciar al final del martes el número de vuelos que se cancelarán, pero la huelga de controladores aéreos franceses del jueves 25 de abril ya promete contar con una gran participación. Una ley promulgada a finales de diciembre pretendía regular mejor el derecho de huelga de los controladores aéreos, entonces, ¿a qué se debe semejante lío?

“Con esta ley, no se trataba de limitar el derecho de huelga, sino de organizar mejor sus consecuencias”, explica el senador (UDI) Vincent Capo-Canellas, en el origen del texto. Anteriormente, los sindicatos debían presentar su aviso de huelga con cinco días de antelación, pero los huelguistas no estaban obligados a declararse individualmente, como ocurre, en particular, en el sector ferroviario. A partir de ahora, cada agente que desee hacer huelga deberá presentarse a más tardar al mediodía del día anterior al día de la huelga. Esto permite a la DGAC tener una idea precisa, casi 48 horas antes del movimiento social, del número de vuelos que podrá operar.

Con el antiguo sistema, la administración tenía que contentarse con estimar el número de huelguistas basándose en la representatividad de los sindicatos que habían presentado su convocatoria. Una evaluación con los dedos mojados que a veces provocó la cancelación de más vuelos de los necesarios, cuando la huelga movilizó poco, dándole una resonancia mucho más fuerte que la realidad. Con estas nuevas normas, «el efecto de la huelga es más proporcional al número de huelguistas», defiende Vincent Capo-Canellas.

“Esto permite evitar cancelaciones innecesarias de vuelos y predecir mejor aquellos que a pesar de todo deben cancelarse para que los pasajeros puedan organizarse”, coincide Anaïs Escudié, fundadora del sitio RetardVol.fr. De hecho, las empresas deben asumir la responsabilidad de desviar a los viajeros a su destino o del reembolso de su billete, incluso cuando la huelga no sea culpa suya.

En cuanto al servicio mínimo, ya existe para los controladores aéreos y permite a la DGAC movilizar agentes para asegurar parte de los vuelos a pesar de la huelga. Se puede utilizar mejor con esta estimación precisa de los huelguistas: “A veces, lo activamos antes de levantarlo muy rápidamente porque en realidad pocos controladores se declararon en huelga”, deslizamos desde la DGAC.

Pero este servicio mínimo no está vigente en todos los aeropuertos. Este es, por ejemplo, el caso de Montpellier, a pesar de su importante tráfico. «El decreto que regula este servicio mínimo es bastante antiguo» y debe actualizarse con una nueva lista de aeropuertos afectados y normas más claras, señala Vincent Capo-Canellas. Se está preparando un nuevo decreto, pero aún está siendo examinado por el Consejo de Estado, afirma el senador.