Le Figaro Burdeos

“Son cerdos viejos. Me preguntaron mi edad y dije 18. Solo quedó uno porque no me creyó. La verdad es que no les importa mi edad”, afirma la víctima, de 14 años, en sus audiencias, a las que tuvo acceso Le Figaro. Los hechos, descubiertos por la policía nacional de Burdeos, datan de este mes de septiembre, después de que el adolescente decidiera huir del domicilio familiar. Según nuestras informaciones, confirmadas por la fiscalía de Burdeos, la joven se prostituyó entonces para «una amiga», también menor de edad, a la que pagó el 50% de sus beneficios desde el inicio de su fuga.

Pero los dos adolescentes acaban “confundiéndose”. A través de un tercero, la víctima conoció a Kenza G., de unos veinte años. La joven, cuyo abogado se negó a responder a nuestras preguntas, le alquila una habitación de hotel y la ayuda a publicar un anuncio en un sitio de publicidad libertino (Sexmodel) donde la adolescente dice ser mayor de edad. Una publicación en línea que permitió a la policía nacional de Burdeos identificar a la adolescente buscada desde su desaparición y detener, el miércoles pasado, a dos sospechosos, entre ellos Kenza G.. La primera no fue objeto de procesamiento al final de su detención policial, mientras que la segunda fue remitido el lunes al tribunal judicial de Burdeos.

Lea tambiénDesapariciones de menores: “Huir es la principal puerta de entrada a la prostitución”

Al mismo tiempo apareció otro hombre, Mohamoud H., sospechoso de ser cliente de la víctima. Niega tener conocimiento alguno de la edad de la niña. “Estaba convencido de que era adulta por su forma de presentarse: muy maquillada, vestida para la ocasión, en una habitación de hotel donde estaba sola y de noche”, explica el maître Valentine Poret. Durante los registros en el domicilio de su cliente no se encontraron documentos de pornografía infantil, asegura la abogada, que reconoce sin embargo que ésta recurre a la prostitución con mujeres de unos 40 años.

Desilusionada, la víctima no parece ser consciente de la gravedad de los hechos. “Bueno, ¿qué quieres que haga para conseguir dinero? Necesito dinero. Para ti no es normal, pero para mí sí”, responde a los investigadores que le preguntan si entiende que la prostitución no es un acto baladí. Antes de añadir, cuando le interrogaron sobre el alquiler de la habitación de hotel por parte de Kenza G. y el sospechoso finalmente no fue procesado: “Aún estoy feliz de que hayan alquilado una habitación de hotel. No me iban a hacer dormir en el auto”. Y cuando se le pregunta cómo ve el futuro, la adolescente sigue respondiendo: “No lo sé. Necesito encontrar un trabajo donde gane tanto”. Preguntada varias veces, la abogada de la víctima optó por reservar sus respuestas para el Tribunal.

“Teniendo en cuenta el contexto del caso”, la fiscalía de Burdeos reclasificó el caso como penal, cuando podría haber sido juzgado en el tribunal en función de la edad de la víctima. Una elección que “conmociona” a algunos de los abogados presentes. “El mensaje enviado por el sistema de justicia al público y a los jóvenes debe ser que vender el cuerpo no es un acto trivial. “Las mujeres en edad de prostituirse tampoco deberían aceptar que sus hermanas menores lo hagan”, declara Me Valentine Poret.

El juicio fue aplazado hasta el 5 de diciembre a petición del imputado, acusado de proxenetismo agravado de una menor de 15 a 18 años. Los abogados, si desean alegarlo, tienen derecho a solicitar la reclasificación del expediente en el tribunal. Kenza G., que se encuentra en prisión preventiva, debe beneficiarse del examen psicológico obligatorio, que no se le proporcionó antes de su comparecencia inmediata. El presunto cliente se encuentra libre y sin supervisión judicial a la espera de la próxima audiencia.