Polonia anunció el lunes (25 de septiembre) que introduciría controles fronterizos en los vehículos que lleguen de Eslovaquia, otro miembro de la UE, para combatir una ruta de migración ilegal. La retórica antiinmigración ha sido durante años un elemento básico de los conservadores gobernantes en Polonia, mientras el país se prepara para las elecciones generales del próximo mes. Tanto Polonia como Eslovaquia forman parte del espacio europeo de libre circulación Schengen.

La reintroducción de controles fronterizos en el espacio Schengen sólo se permite en circunstancias excepcionales. «Los inmigrantes ilegales transitan por la llamada ruta de los Balcanes a través de Hungría y Eslovaquia, porque no hay frontera entre Polonia y Eslovaquia, sólo una frontera Schengen», afirmó el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, durante la campaña electoral. «He dado instrucciones al Ministro del Interior para que introduzca controles en minibuses, furgonetas, coches y autobuses en los que exista sospecha de la presencia de inmigrantes ilegales», añadió, citado por la agencia de noticias polaca PAP.

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Eslovaquia ha visto recientemente un aumento en el número de inmigrantes. En los primeros ocho meses de este año, el país detectó alrededor de 24.500 inmigrantes entrando ilegalmente, en su mayoría desde Serbia a través de Hungría. Según la policía eslovaca, esta cifra aumentó a casi 10.900 durante todo el año pasado, frente a unos pocos cientos el año anterior.

El jefe de la policía eslovaca, Stefan Hamran, dijo que el 97% de los inmigrantes ilegales en Eslovaquia se identifican como sirios que, debido a las normas internacionales, no pueden ser detenidos ni deportados. Explicó que después de completar los trámites administrativos en Eslovaquia, los inmigrantes continuaron su viaje hacia Europa Occidental.