La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, escribió al canciller Olaf Scholz para quejarse de la financiación por parte de Alemania de organizaciones benéficas que ayudan a los inmigrantes irregulares en su país, según el texto publicado el lunes (25 de septiembre).

«Me enteré con asombro de que su gobierno, sin coordinación con el gobierno italiano, había decidido proporcionar importantes fondos a organizaciones no gubernamentales que trabajan en la acogida de inmigrantes irregulares en territorio italiano y en el rescate en el mar Mediterráneo», escribió.

En una carta del sábado 23 de septiembre, consultada por la AFP, Giorgia Meloni sugiere que esta ayuda sería mejor utilizada en Alemania que en Italia. Y reiteró su acusación, rotundamente negada por las ONG, de que los barcos de rescate benéficos que operan en el Mediterráneo actúan como una «llamada de aire» para los inmigrantes que cruzan el mar desde el norte de África.

El jefe del gobierno italiano dijo que los países de la UE que quieran ayudar a Italia a gestionar la migración irregular harían mejor en centrarse en «soluciones estructurales», incluido el trabajo con los países de tránsito para detener los flujos. El gobierno de Giorgia Meloni ha tratado de limitar las actividades de los barcos de rescate benéficos que operan en el Mediterráneo central.

Su ministro de Defensa dijo este fin de semana que las ONG acogían sólo alrededor del 5% de las llegadas de Italia, que en lo que va de año ascienden a más de 133.000, casi el doble de los 70.000 del mismo período del año pasado.

El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán confirmó el viernes que destinará entre 400.000 y 800.000 euros cada uno a dos proyectos relacionados con los inmigrantes, como parte de un programa aprobado por el parlamento alemán.

La noticia desató la ira dentro de la Liga antiinmigración de Matteo Salvini, que comparte el poder con el partido de extrema derecha Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni. El ministro de Defensa del gobierno Meloni, Guido Crosetto, afirmó que se trata de una decisión «muy grave» que pone a Italia «en dificultades».

La crítica se produce después de que Berlín dejara temporalmente de aceptar inmigrantes que viven en Italia, después de que la propia Roma suspendiera las normas de la UE que rigen la distribución de inmigrantes.