Kais Saied, el presidente tunecino, invitó a su homólogo argelino, Abdelmadjid Tebboune, y al presidente del consejo presidencial libio, Mohamed al-Menfi, a participar en “una primera reunión consultiva entre los líderes de los tres países hermanos”. Ni Marruecos ni Mauritania fueron invitados a este evento, que presagia la formación de una entidad a escala magrebí.
El principio de una “reunión magrebí tripartita”, organizada cada tres meses, fue decidido por los tres líderes cuando se reunieron al margen de una cumbre sobre el gas en Argel a principios de marzo. En un comunicado de prensa, los tres países subrayaron “la necesidad de unificar e intensificar los esfuerzos para hacer frente a los desafíos económicos y de seguridad, al servicio de los intereses” de sus pueblos.
Medios marroquíes como Hespress y Le360 acusaron a Argelia de querer «formar una alianza magrebí contra Marruecos», su gran rival regional, y denunciaron una «maniobra destinada a hacer creer que Argelia no está aislada en su vecindad».
Por su parte, el jefe de la diplomacia argelina, Ahmed Attaf, defendió estas iniciativas como destinadas a llenar un vacío, mientras la Unión del Magreb Árabe (UMA), creada hace 35 años, está «en coma» y «no tiene actividad». Le président algérien Tebboune a assuré lors d’une interview télévisée début avril que «ce bloc n’est dirigé contre aucun autre État» et que «la porte est ouverte aux pays de la région» et «à nos voisins de l’Ouest» (Marruecos).
La UMA fue fundada en Marrakech en 1989 con la ambición de fortalecer los vínculos políticos y económicos entre Marruecos, Argelia, Mauritania, Túnez y Libia siguiendo el modelo de la Comunidad Europea, futura Unión Europea. Tras un comienzo prometedor, las tensiones recurrentes entre Rabat y Argel provocaron un impasse y la última cumbre entre líderes se remonta a 1994.
Una de las cuestiones más conflictivas entre Marruecos y Argelia es la del Sáhara Occidental. Este territorio, rico en recursos minerales y con aguas repletas de peces, está controlado principalmente por Marruecos pero reclamado por los separatistas saharauis del Frente Polisario, apoyados por Argelia. La ONU lo considera un “territorio no autónomo”.