Le Figaro Marsella

“Cuando los niños me ven llegar, es como si fuera Navidad. ¡Ni siquiera necesito un disfraz!”, sonríe Sofyane mientras baja de su camión de helados estacionado frente a los bloques rosas de La Paternelle. Como muchos voluntarios, el heladero aprovechó su tarde de miércoles para dedicar parte de su tiempo a las familias de esta ciudad de los distritos del norte, ahora libres de la influencia del narcotráfico.

“Siempre hemos continuado con nuestras actividades para los residentes, pero cuando las cosas se pusieron tensas, tuvimos que cerrar temporalmente. Afortunadamente, la situación ha mejorado significativamente en los últimos meses”, afirma Fadela, presidente de la asociación Jeunes Renaissance que dirige las festividades. “La gente puede vivir ahora. Sin embargo, hace un año teníamos miedo de traer a nuestros hijos aquí”, recuerda Rajaa, también voluntaria de la asociación.

Desde finales de 2023, las atípicas callejuelas de La Paternelle quedaron libres de la presencia de comerciantes y vigías que competían ferozmente por el control de sus lucrativos puntos de venta. Los repetidos esfuerzos de las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS) y de las brigadas de campaña, combinados con el trabajo a largo plazo realizado por la policía judicial, contribuyeron a ahuyentar a los traficantes, cansados ​​de este “bombardeo” regular. Una situación improbable para los vecinos de la ciudad, cansados ​​de ver a la mafia DZ y a la banda Yoda peleándose por el control de los puntos de venta de drogas.

“La acción de la policía, que intervino cada dos días en la ciudad, dio sus frutos. Teníamos que venir y no rendirnos”, subraya Marion Bareille, alcaldesa de los distritos 13 y 14 de Marsella (LR), a Le Figaro. “Siempre tenemos la impresión de caer en la inevitabilidad cuando hablamos de los problemas de los distritos del norte. Hoy en día, los padres permiten que sus hijos salgan para volver a su vida de barrio. No podíamos imaginarnos vivir esto hace unos meses”, continúa, elogiando los esfuerzos realizados por la ex jefa de policía de Bocas del Ródano, Frédérique Camilleri. “Le doy muchas gracias. Antes no podías entrar sin que te amenazaran. Ahora, aquí la vida ha vuelto a tener sus derechos”, añade Denis Rossi, concejal metropolitano responsable de Política Urbana.

Alrededor de los cargos electos, muchos niños se divierten en actividades deportivas supervisadas por educadores de asociaciones dirigidas por el departamento de Bocas del Ródano. Una forma para que los jóvenes de La Paternelle se liberen de la presión tras meses marcados por el control de los narcotraficantes sobre su ciudad. “Visitamos durante mucho tiempo a los vecinos del barrio para demostrarles que no están abandonados y que sus hijos pueden sobrevivir”, coincide Mohammed Kante, jefe del servicio de prevención deportiva del grupo Addap13.

“Los educadores vienen aquí dos o tres veces por semana para los jóvenes del barrio. El resto del tiempo les ofrecemos sesiones de ayuda con los deberes y el código de circulación. También planeamos establecer “citas laborales” para ayudarlos a superarlo”, explica Fadela en su oficina. “Estamos tratando de revitalizar el barrio. El éxito de nuestros hijos es una prioridad”, asegura bajo la mirada aprobatoria de Audrey Gatian, presidenta de Marseille Habitat, el propietario social propietario de las 184 viviendas de La Paternelle.

“La presión de la red complicó las cosas. Terminó desestabilizándose y secándose. Así se pudo reanudar la vida”, confirma la teniente de alcalde de Marsella y responsable de la política municipal. “Se ha encontrado una forma de serenidad en el barrio y la gente siente que puede salir de sus casas. Esto es muy bueno para los habitantes, que están muy apegados a su ciudad. A veces han vivido allí toda su vida.