En el Parque de los Príncipes

Será necesario lograr un exploit. Invicto desde principios de noviembre, el PSG vio terminar su buena racha en el peor momento, el miércoles, ante el Barcelona (2-3), en la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, en particular con un doblete de Raphinha (37º, 62º). Dembélé (48º) y Vitinha (50º) permitieron brevemente al París liderar 2-1. “Quienes esperaban un partido fácil no conocen el Barça”, chilla Marquinhos. Estaba demasiado abierto. Tuvimos dificultades, presionamos muy alto y ellos enviaron balones largos hacia Lewandowski, lo hicieron muy bien. En el juego, a su centrocampista le gusta quedarse con el balón. Tuvimos buenos momentos en el partido, sobre todo al inicio de la segunda parte, pero son los detalles los que marcan la diferencia, un balón detrás, un córner… Ese tipo de detalles que no se deben dejar atrás cuando devolver. Conocemos nuestra fuerza. No hay elección, tendremos que ir a por la victoria”. ¿Polluelo?

A pesar del gran susto y de la gran anticipación de Donnarumma, lejos de su portería (6º), el PSG tuvo un buen comienzo de partido, alertando a Ter Stegen en varias ocasiones (7º, 10º, 28º). En ebullición, Mendes prendió fuego a la defensa azulgrana (18º) antes de salvar la casa parisina en la línea, tras un cabezazo de Lewandowski (19º). Lamentablemente, este comienzo prometedor no duró en el tiempo. París tímido con el balón y febril detrás, en particular Beraldo, que se libró milagrosamente de la amarilla (12º). El brasileño sufre ante un gran Lewandowski. El PSG sufre ante los catalanes, con el ex Rennais Raphinha muy peligroso (19, 23, 34). Que Raphinha encontró la falta, aprovechando la generosidad de la bisagra Hernández/Beraldo (0-1, 37º). Al igual que Lee, devorado como un niño por la derecha, Paris carecía de agresividad. Y Raphinha todavía hizo temblar el parque tras devorar a Hernández (45º). Ola de frío en París en el descanso (0-1 MT).

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Preocuparse ? Obviamente un poco. El Paris Saint-Germain no está acostumbrado a sufrir tanto, a ser tan débil en la expresión ofensiva. Eso es todo, el C1. Pero como suele ocurrir, Luis Enrique movió los hilos correctos en el descanso. Salida Asensio, entrada del más impactante Barcola. Alineado a la derecha en el saque inicial para compensar la ausencia de Hakimi, sancionado, Marquinhos pasó al eje y Hernández a la derecha. Cambio de jugadores, ajustes tácticos y otro estado de ánimo también. Conquistadores, como este disparo lejano de Vitinha (48º), esa iniciativa que faltó en el primer acto. Hablando de iniciativa, la de Dembélé fue casi sublime. El ex jugador del Barcelona trabajó la defensa del área antes de enviar un misil a la red de Ter Stegen (1-1, 49). El Parque sopló y dio aún más voces. Delirio colectivo en la grada cuando Vitinha, perfectamente encontrado por Ruiz, engañó al portero alemán con un inteligente balón (2-1, 51). París a cargo. Impresionante París.

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El Barça lo era tanto. Ahora dominantes, los parisinos, con Barcola golpeando el larguero (55º), todavía corrían peligro en las transiciones. En su primer balón, Pedri le ofreció un caviar a Raphinha (2-2, 61). Todo para rehacer. Y aún más. Córner de Gundogan, cabezazo del entrante Christensen, gol (2-3, 77). Poco antes, Dembélé había encontrado el poste derecho (75º). Tan cerca, tan lejos… Con la entrada de Zaire-Emery, y pronto de Ramos, Luis Enrique jugó sus últimas cartas y el PSG apretó sin encontrar realmente la culpa ni preocupar indebidamente el último baluarte catalán. A Mbappé le faltaron unos centímetros para quitarle el balón a Dembélé (87º) tras un tiro libre jugado rápidamente. El discreto Mbappé que finalmente alertó a Ter Stegen (90 1), por primera vez desde el primer tiempo, en vano… El Barcelona se hundió pero no se rompió y conservó su victoria en París (marcador final 2-3).