En Níger, donde partió a finales de diciembre el último soldado de la operación francesa Barkhane, mil combatientes sirios procedentes de regiones bajo control turco están activos desde hace un año. Fueron enviados allí para “proteger los intereses y proyectos turcos”, revela el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Según la ONG, algunos no regresaron y al menos nueve de estos mercenarios fueron asesinados.

La AFP pudo contactar con uno de ellos. Omar, como cientos de otros combatientes pro-turcos, abandonó el norte de Siria hacia Níger y fue transportado a este nuevo El Dorado para mercenarios sirios por una empresa privada de consultoría militar turca. “Las difíciles condiciones en Siria me empujaron a irme”, dijo este hombre de 24 años, contactado por teléfono y que utilizó un nombre falso.

En las regiones del norte de Siria controladas por Turquía, donde el reclutamiento en facciones pro-Ankara es la principal salida según Omar, su salario mensual no superaba los 46 dólares. “Aquí en Níger nos pagan 1.500 dólares”, añade el joven, que apoya a su madre y a sus hermanos. “Espero poder dejar la lucha cuando regrese y abra una pequeña empresa”.

Omar formó parte de un grupo inicial de más de 200 combatientes que abandonaron el norte de Siria a mediados de agosto hacia Turquía. El joven y otros dos combatientes sirios pro-turcos contactados por la AFP indicaron que se habían ofrecido como voluntarios para ir a Níger con el grupo Sultán Mourad, la principal facción pro-turca en el norte de Siria. En la sede del grupo, firmaron contratos de seis meses con una empresa privada de consultoría militar turca, Sadat, que protege los intereses turcos, incluidas las minas, en Níger.

“Los agentes de Sadat entraron en la sala y firmamos el contrato con ellos”, testificó Ahmed (también seudónimo), que se prepara para viajar a Níger. “Ellos se encargan de todo, de las medidas de protección, de la organización del viaje…”, añade el hombre de 30 años.

Sadat es considerado el arma secreta de Turquía para sus operaciones exteriores, en el norte de África y en Oriente Medio, aunque su líder lo negó durante una entrevista con la AFP en 2021. En 2020, un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos afirmaba que Sadat había enviado equipos a Libia para entrenar a combatientes sirios para apoyar al gobierno en Trípoli. El Centro Sirio para la Justicia y la Responsabilidad dice que Sadat también fue «responsable del puente aéreo internacional de mercenarios» a Libia y Azerbaiyán, en guerra con Armenia, a través de Turquía. Interrogado por la AFP, el Ministerio de Defensa turco afirmó que “todas estas acusaciones eran falsas”.

Desde Turquía, un avión militar transportó a Omar y sus compañeros a Burkina Faso, desde donde fueron transportados por carretera a Níger, donde el régimen militar se enfrenta a la violencia yihadista. Omar dice que primero le encargaron proteger una posición cerca de una mina, mientras que a otros de sus camaradas los enviaron a luchar contra el grupo armado Boko Haram o les asignaron una misión en Lomé, Togo. No quedó claro de dónde procedían las instrucciones que les dieron.

Actualmente, Omar ha cumplido su misión y se encuentra en un puesto cerca de la frontera con Burkina Faso, donde espera impaciente su repatriación. Su familia recibe su salario, del que la facción pro-turca de la que forma parte recibe 350 dólares al mes.

Ahmed, que se dispone a partir, indica por su parte que su misión en Níger consistiría, después de haber seguido una formación militar, en operaciones de guardia. El luchador, que confunde a Níger y Nigeria, afirma que también podría participar en “combates”, sin saber contra quién. Este padre de tres hijos, que porta armas desde 2014, dijo que ya había pasado seis meses en Libia, ganando más de 2.000 dólares al mes. La presencia de estos mercenarios es muy discreta y todos los combatientes que se alistaron o fueron a Níger hablaron con la AFP bajo condición de anonimato por razones de seguridad.