Después de haber constitucionalizado la interrupción voluntaria del embarazo, el gobierno pretende reescribir el decreto adoptado el 17 de diciembre que autoriza a las parteras a realizar abortos instrumentales. Esta práctica, también llamada aborto quirúrgico, consiste en una rápida intervención instrumental para succionar el embrión o feto situado en el útero. Representa el 22% de los abortos realizados en 2022, frente al 38% de los abortos con medicamentos, según el último estudio del INED sobre el tema.
Casi tres meses después de su publicación, la Ministra responsable de la Igualdad de Mujeres y Hombres, Aurore Bergé, anunció en Le Parisien la modificación del decreto. Esta modificación del texto se produce después de que un gran número de parteras denunciaran condiciones demasiado restrictivas para practicar el aborto instrumental. Hasta el punto de impedir, según ellos, la ampliación del acceso al aborto, como se deseaba inicialmente. Este texto pretendía responder a la falta de profesionales que realicen abortos, en un contexto donde la demanda va en aumento. En 2022, se realizaron 232.000 abortos en Francia, frente a 216.000 en 2021.
De hecho, el decreto permite a las parteras realizar abortos instrumentales, pero sólo en presencia de un médico especializado, “un obstetra-ginecólogo y un anestesista-reanimador” en el establecimiento de salud. Pero también un médico “con formación y experiencia” en el manejo de “embolizaciones arteriales”. Si las matronas denuncian que estas condiciones son demasiado estrictas, los médicos especialistas las ven como un marco sanitario seguro y esencial en caso de complicaciones.
Para un gran número de parteras, estas prerrogativas no se consideran necesarias. “El procedimiento para abortar no es tan complicado. Ya estamos acostumbradas a realizar procedimientos con tecnicismos similares, como la inserción del DIU”, afirma Caroline Combot, presidenta del principal sindicato de parteras, la ONSSF (Organización Sindical Nacional de Parteras). La matrona también rechaza la obligación de tener cerca una “bandeja de embolización”, un servicio de radiología que pueda intervenir para tratar posibles hemorragias tras la intervención.
Caroline Combot reconoce, no obstante, que es necesario establecer un marco de seguridad para el bien de la salud de los pacientes y, en particular, para reaccionar en caso de complicaciones. También se “establecen acuerdos con maternidades cercanas” si es necesario, precisa. Pero estas complicaciones “siguen siendo extremadamente raras. Son menos frecuentes que durante el parto”, compara el presidente del sindicato.
La matrona también cree que estas prerrogativas obstaculizan “la accesibilidad de las mujeres al aborto”. “No todos los centros hospitalarios cuentan con obstetras-ginecólogos, anestesiólogos reanimadores o bandejas de embolización. Impedirnos realizar abortos allí reduce el acceso a ellos para muchas mujeres”, lamenta. Caroline Combot también menciona el “escaso número de profesionales que practican el aborto”. De hecho, el número de ginecólogos disminuyó un 52,5% entre 2007 y 2020, es decir, 1.022 médicos menos en 13 años, informó en 2021 la senadora del Var, Françoise Dumont.
Por tanto, el anuncio de Aurore Bergé sobre la reescritura del decreto parece una buena noticia para las matronas. “Estamos encantados”, se alegra Caroline Combot, presidenta del principal sindicato de matronas, la ONSSF (Organización Sindical Nacional de Matronas). Pero la partera liberal admite ser “cautelosa”: “Aún no sabemos cómo se reescribirá el texto y si se modificarán los términos”.
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Sin embargo, todas estas prerrogativas negadas a las matronas fueron justificadas por el Ministerio de Sanidad en las columnas de Le Monde del pasado mes de diciembre, como “requisito esencial de seguridad en caso de un incidente que requiera una intervención quirúrgica rápida”. Por su parte, otros profesionales del sector médico preocupados por la práctica del aborto se dicen partidarios de mantener estas condiciones.
Si las matronas hablan de complicaciones extremadamente raras, la presidenta del sindicato nacional de anestesistas-reanimadores, Anne Geffroy-Wernet, advierte del riesgo de complicaciones graves. “Los abortos instrumentales realizados bajo anestesia general pueden ir seguidos de hemorragias o perforación del útero”, advierte el anestesista-resucitador. “En estos casos hay que poder actuar con rapidez”, continúa el anestesista-reanimador que piensa que es necesario que un médico especialista no esté lejos de una matrona a la hora de realizar un aborto instrumental.
El profesor Michaël Grynberg, ginecólogo-obstetra, comparte esta opinión. “Debemos aumentar el acceso al aborto, pero no de cualquier manera”, afirma. “Si bien las parteras están en la mejor posición para brindar ayuda adicional, sus estudios en ginecología no están completos. Debemos mantener un marco con una plataforma técnica suficiente”, explica.
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Por el momento, el despacho de Aurore Bergé no ha comunicado ninguna información adicional ni sobre la fecha de reedición del decreto ni sobre las modificaciones que se le introducirán. “Lo único que pedimos es tener las mismas prerrogativas que los médicos de cabecera”, pregunta Caroline Combot.