Este miércoles 28 de enero, el Senado aprobó, por 267 votos a favor y 50 en contra, el proyecto de ley destinado a incluir en la Constitución el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (aborto). Y ello, en los mismos términos que la Asamblea, sin modificar por tanto la formulación del Gobierno. El texto fue votado con los votos de toda la izquierda, pero también de parte de las bancadas de derecha y centro.

Nada más conocerse el resultado de la votación, Emmanuel Macron convocó, el lunes 4 de marzo, a los parlamentarios de ambas cámaras a un Congreso en Versalles. Los funcionarios electos serán entonces responsables de votar una vez más el texto, que deberá ser adoptado por tres quintos de los miembros para ser incluido en la ley fundamental. Una reunión que, salvo grandes sorpresas, debería desembocar en la aprobación definitiva de este proyecto de ley.

Sin embargo, hace unos días todo estaba lejos de estar ganado para el gobierno, que se enfrentaba a una fuerte oposición de la derecha senatorial a la redacción de su disposición. Esta, que pretende modificar el artículo 34 de la Constitución, prevé añadir que “la ley determina las condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada a la mujer de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo”. Una formulación que no convenía a algunos senadores de LR, que temían que el término «garantía» pudiera crear un «derecho aplicable contra el aborto».

El ministro de Justicia se defendió este miércoles ante los parlamentarios de la Cámara Alta. “Este texto de compromiso no tiene efectos secundarios”, prometió, antes de explicar: “El gobierno no pretende crear un derecho absoluto, ilimitado y aplicable. El gobierno quiere impedir que una futura mayoría socave la libertad de las mujeres de controlar sus cuerpos”. Antes de concluir un poco más tarde: “¿Qué pasaría si aprobáramos este texto juntos? Ya es hora, ¿no?

Unos minutos más tarde, la moción de rechazo, presentada por el senador zemmourista Stéphane Ravier, quedó en nada. Sólo recibe un voto favorable, el suyo. Durante su discurso, el ambiente se volvió muy tenso en los escaños de izquierda. «A partir de esta noche, siempre tendréis derecho a vomitar vuestras abominaciones, pero nunca más tendréis derecho a atacar los derechos de las mujeres», replica la ecologista Mélanie Vogel, mientras esta última acusaba poco antes al Gobierno y a la izquierda de «exagerar ”para “asustarnos” unos a otros.

Poco después, las dos enmiendas modificadas presentadas por Bruno Retailleau, jefe del grupo LR en el Senado, y Philippe Bas, finalmente no fueron adoptadas. La misma suerte reservada para Alain Milon, que pretendía garantizar el “respeto de la cláusula de conciencia” de los profesionales sanitarios llamados a “practicar la intervención”. Hay que decir que los senadores de centro y de derecha habían recibido en las últimas semanas “fuerte presión externa”, según un destacado funcionario electo en el Palacio de Luxemburgo. «Saben, a veces, cuando decimos cosas en la Cámara, volvemos a casa y nuestras familias, nuestros hijos pueden cambiar nuestros votos porque nos encuentran conservadores», confió por ejemplo hace unos días un senador de la UDI en Figaro.

“La polémica en CNews que equipara el aborto con una causa de mortalidad no nos ha ayudado”, admite desilusionado un senador LR. “Muchos funcionarios electos ya vieron venir los ataques, las caricaturas de los conservadores obsoletos en el Senado. Esto ha creado una forma de desmovilización”, confiesa el jefe del grupo centrista, Hervé Marseille, que, sin embargo, es desfavorable a la constitucionalización del aborto, al igual que Gérard Larcher, presidente del Senado, y Bruno Retailleau, jefe de los senadores. LR.

El proyecto de ley fue aprobado en gran medida en la Asamblea en enero (493 votos contra 30), donde una gran parte de la derecha y la Agrupación Nacional votaron a favor. Incluso el jefe de los republicanos, Éric Ciotti, había pulsado el botón verde. No es la primera vez que las dos cámaras deben pronunciarse sobre esta cuestión. Ya en 2023, el proyecto de ley Insumisa Mathilde Panot había sido ampliamente adoptado en el Palacio Borbón, antes de que un texto reelaborado por el senador LR Philippe Bas fuera a su vez validado por la Cámara Alta. El Presidente de la República decidió entonces tomar nuevamente la iniciativa mediante un proyecto de ley. Un texto que, más que nunca, está pues más cerca de alcanzar su objetivo.