«Un partido de muy alto nivel contra oponentes formidables». Éste es el reto que asumirán 488 establecimientos franceses a partir de este martes 14 de mayo y durante los próximos 10 días. De hecho, 64.132 niños y adolescentes tendrán que prohibir todos los dispositivos electrónicos (tabletas, teléfonos y televisores) de su vida diaria, a menos que sean necesarios para hacer los deberes.

¿La meta? “Es mejor delimitar la frontera que separa las pantallas que ofrecen un servicio de las pantallas que esclavizan”, subraya en su sitio web el colectivo “Pantalla Sobreexposición”, origen del desafío en Francia. “El desafío es un ejercicio de consumo responsable y salud mental. Es una movilización social que permite reducir la violencia física y verbal, la publicidad y la obesidad”, asegura la asociación.

Por tanto, este desafío debe seguirse tanto en la escuela como en casa. Para su buen funcionamiento, padres, asociaciones y personal docente se han organizado para ofrecer alternativas a los jóvenes, que también tendrán que llevar cuadernos de bitácora diarios.

Los estudiantes también deberán contar puntos que se sumarán a nivel de establecimiento. El desafío no es tanto individual sino colectivo porque se invita a los participantes a apoyarse mutuamente. Según un estudio del Centro Nacional del Libro publicado en Le Figaro el pasado mes de abril, los jóvenes de 7 a 19 años dedican una media de 19 minutos al día a leer… frente a 3 horas y 11 minutos frente a las pantallas.

Lanzado al otro lado del Atlántico en 2003, este desafío de origen canadiense ha ido ganando terreno en Francia en los últimos años. En 2018, sólo participaron 5.000 jóvenes y 38.000 en 2022. Este año, el desafío resonó al otro lado del Mediterráneo: se han registrado establecimientos en Marruecos pero también en Túnez.