Le Figaro Niza

La nieve que quedaba en Roubion-les-Buisses, una pequeña estación de esquí familiar de los Alpes Marítimos, en el valle del Tinée, esta vez ha desaparecido. La lluvia que cayó el jueves disolvió las últimas franjas dispersas y destruyó cualquier esperanza de que la finca volviera a blanquearse. Todo es gris y marrón, roca y barro mezclados. Nunca antes visto, según los lugareños. “En años anteriores ya teníamos menos nieve, la situación era complicada y estábamos acostumbrados a abrir las pistas más tarde, pero nunca en esta medida. ¡Allí sólo hay hierba!”, señala un empleado de la oficina de turismo. El alcalde de la localidad, Philip Bruno, recuerda una situación más o menos similar, “pero fue hace más de 20 años”. Y sobre todo, “a esta temporada le siguen otras dos en las que la apertura fue muy reducida. Ahora cada vez echamos más de menos las vacaciones de Navidad y tenemos enero y febrero muy cortos”, añade.

Por tanto, la zona no abrirá durante el invierno. Y los ocho remontes permanecerán parados. “Teníamos esperanzas a mediados de enero, cuando cayeron algunas decenas de centímetros de pólvora, pero la lluvia ya había llegado…”, continúa el mismo empleado. Lluvia, no nieve, debido a temperaturas anormalmente altas. “Nos decimos que a 1.400 metros de altitud deberíamos arreglárnoslas, pero la prueba no es así. En las últimas semanas la temperatura ha estado entre 13 y 15 grados de media. Incluso tuvimos una máxima de 20 grados”, afirma la oficina de turismo. Y para imprimir: “Andamos en camiseta, definitivamente es primavera”.

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Una situación difícil de vivir, en plenas vacaciones escolares, para el concejal de los cien Roubionnais. Es decir, cuando se supone que la actividad turística está en pleno apogeo. “Nuestro pequeño pueblo puede acoger, en los años buenos, hasta 15.000 turistas en invierno”, asegura Philip Bruno. “Este año estamos lejos de eso… Es el desierto, estoy muy preocupado”, comenta el propietario del Auberge du Moulin, un restaurante local.

El restaurador no es el único que se toma muy en serio la amenaza de la falta de nieve. En su informe del 6 de febrero sobre «Las estaciones de montaña frente al cambio climático», el Tribunal de Cuentas clasifica a Roubion entre los diez lugares más vulnerables de Francia. Ella todavía le otorga el peor índice climático de la lista, señalando el coste financiero para las finanzas públicas. Y con razón, si Roubion puede presumir de ser una de las estaciones de esquí más baratas de Francia (con un pase que cuesta unos 20 euros), se beneficia cada año de 600.000 euros de dinero público para mantener la actividad relacionada con el esquí. Una suma pagada en un 95% por el departamento de Alpes Marítimos y el 5% restante por la Métropole de Nice Côte d’Azur. “Este informe tiene en cuenta la actividad contable y no la vinculada a la planificación territorial. Sin embargo, estamos hablando de 15 empleos directos, sin contar los vinculados a hoteles y restaurantes, entre otros. Hay todo un microcosmos que debe sobrevivir, no lo olvidemos”, defiende el concejal.

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Desde hace años, Philip Bruno aboga por la diversificación de las actividades durante el invierno. “La actividad de esquí en los Alpes Marítimos ha pasado de ser estacional a ser aleatoria. ¡No hemos esperado al informe del Tribunal de Cuentas para darnos cuenta!, exclama el alcalde. Hay que dejar de pensar que el invierno permite que el pueblo sobreviva durante un año entero. Si hemos desarrollado el ciclismo de montaña con la creación de un “bike park” o el senderismo con la creación de una vía ferrata, de momento no hemos encontrado nada que sustituya al esquí en la temporada de invierno”. Sin embargo, asegura, “los cañones de nieve siempre serán un complemento a la nieve natural, y nunca al revés como podemos comprobar en otras estaciones”.

Valérie no está preocupada. El propietario del chalet, único hotel de Roubion, casi se alegraría del derretimiento de la nieve. «¿Bien que? Somos una estación de media montaña, la gente sabe que aquí la nieve no está garantizada. ¡Y eso no es lo que están buscando! Somos ante todo una estación deportiva, y hacemos deporte todo el año. Si queremos nieve, acudimos a los vecinos de Valberg o Auron”, afirma. Ella le asegura: “Siempre tenemos tanta gente y apenas sentimos la falta de nieve. Nuestra actividad no está amenazada”. Un poco provocativa, incluso ve el calentamiento global como una buena manera de atraer clientes. “No olvidemos que estamos a 45 minutos de Niza. Por eso, en verano, cuando hace demasiado calor en la costa, ¡la gente viene a nosotros!