La Comisión Europea anunció el viernes 22 de septiembre que comenzaría a desembolsar “en los próximos días” los fondos previstos en el acuerdo firmado en julio con Túnez para reducir las llegadas de inmigrantes procedentes de ese país.

Este anuncio se produce pocos días después de la visita de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a la isla italiana de Lampedusa, que está experimentando una importante afluencia de inmigrantes. El funcionario alemán se comprometió a acelerar la implementación de esta controvertida asociación.

La Comisión anunció que de los 105 millones de euros de ayuda previstos por este acuerdo para luchar contra la inmigración irregular, unos 42 millones de euros serán «asignados rápidamente». A lo que se suman 24,7 millones de euros ya previstos en el marco de los programas actuales. Esta ayuda debería utilizarse en parte para rehabilitar los barcos utilizados por la guardia costera tunecina. También está destinado a la cooperación con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), tanto para la “protección de los migrantes” como para las operaciones de retorno de estos exiliados desde Túnez a sus países de origen.

Túnez es, junto con Libia, el principal punto de partida de miles de inmigrantes que cruzan el Mediterráneo central hacia Europa y llegan a Italia. Además, el ejecutivo europeo destacó el desembolso «en los próximos días» de una ayuda presupuestaria de 60 millones de euros para Túnez, que ya estaba prevista antes de la asociación de julio. Este memorando de entendimiento entre Túnez y la UE también prevé una ayuda presupuestaria directa de 150 millones de euros en 2023, mientras el país afronta graves dificultades económicas.

Se firmó en julio en Túnez en presencia de Ursula von der Leyen, acompañada por los jefes de gobierno italianos, Giorgia Meloni, y los jefes de gobierno holandeses, Mark Rutte. La asociación ha suscitado críticas de ONG y de funcionarios electos de izquierda en particular, que denuncian el autoritarismo del presidente tunecino Kais Saied y los abusos sufridos por los inmigrantes subsaharianos en este país. Tanto de derecha como de extrema derecha, los funcionarios electos pidieron que se acelere su implementación ante el aumento de las llegadas de inmigrantes.

Además, los Estados miembros de la UE se han quejado de no haber participado lo suficiente en la negociación de esta asociación, que la Comisión Europea quiere convertir en modelo para futuros acuerdos con países como Egipto o Marruecos.