Se esperaba su discurso. Ahora está grabado. Durante más de dos horas el miércoles por la tarde, el presidente del OM, Pablo Longoria, volvió a hablar de la profunda crisis que sacude a su club desde la tormentosa reunión con algunos representantes de los aficionados el lunes por la tarde. Tanto es así que Marcelino renunció a su cargo de entrenador, mientras el OM se enfrenta el jueves al Ajax de Ámsterdam en la Europa League.

“Mi objetivo era enviar un mensaje para que vayamos juntos en la misma dirección, ser positivos”, dice Pablo Longoria en La Provence. Me había preparado para las críticas pero seguía siendo optimista sobre el futuro. Pude hablar durante dos minutos, luego me cortaron y las cosas se salieron de control muy rápidamente… Nos dijeron: ‘Renunciamos los cuatro, de lo contrario es la guerra'». Muy marcado, Pablo Longoria no estuvo en Amsterdam con el contingente del Marsella para el debut en la Europa League previsto para el jueves por la noche. Estos últimos, con el director de fútbol Javier Ribalta, el director general Pedro Iriondo y el director financiero Stéphane Tessier optaron por “dar un paso atrás” para “pensar” en su futuro dentro del OM.

“Se han superado los límites”, admite el dirigente español. En 2023, un directivo de cualquier club no puede sufrir estas amenazas. No los acepto. No tuve miedo, pero sí shock, no lo considero normal. No tenía derecho a hablar. Yo no fui el presidente del club en esta reunión. ¿Cómo te comunicas cuando alguien quiere demostrarte su superioridad?

«El lunes me dije que (el límite) estaba aún mucho más lejos de lo que pensaba», afirma el líder español, que no dice más sobre su futuro al frente de la institución. Comenzó con insinuaciones y progresó hasta llegar a amenazas. No puedo aceptarlo, no puedo oír: «En Marsella es así». Por eso dijimos el martes: “En las condiciones actuales, es imposible trabajar”. Ahora me entiendes, ¿verdad? No es normal que un entrenador de fútbol se sienta amenazado. Que lo critiquen, sí, nos pagan por eso. Pero amenazado…»

En el breve extracto revelado por nuestros colegas este miércoles por la noche (la entrevista completa se retransmitirá el jueves en La Provence), Pablo Longoria evoca un clima deletéreo entre bastidores en la Canebière que ya data de la temporada pasada. “Las insinuaciones de que había robado dinero con las transferencias llegaron al grupo McCourt”, añade. Para protegerme, tuve que pedir al grupo McCourt que auditara todas nuestras operaciones por parte de una empresa independiente, para demostrar que éramos transparentes. Regalé todas mis cuentas bancarias, mis teléfonos, mis correos electrónicos, todo… ¡Resultó que estábamos limpios! Lo di todo, incluso las conversaciones privadas con mi madre. Todo lo que dije fuera de mi círculo de confianza salió a la luz en la prensa. Hubo insinuaciones sobre mi familia. Todos estos movimientos se basan en causar miedo. “Si haces eso, te calumniaremos, te abriremos un expediente”: ¿sabes cuántas veces me ha pasado esto en los últimos meses? Mucho. Por eso también decidí abrir una auditoría porque quería darle confianza a mi dueño, demostrarle que no había nada. »