Después de llorar a sus muertos, Marruecos debe pensar ahora en la reconstrucción. El terremoto que sacudió una región al suroeste de la turística ciudad de Marrakech el viernes 8 de septiembre dejó más de 2.900 muertos. El terremoto, de magnitud 6,8, destruyó miles de viviendas, arrasó con pueblos enteros y también dañó gravemente parte del patrimonio arquitectónico del reino.

Según el sitio de noticias marroquí Le Desk, que recoge estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), los daños materiales podrían costar al país entre 1.000 y 9.000 millones de euros, es decir, hasta el 8% del PIB de Marruecos en 2022.

Esta importante factura correrá a cargo principalmente del propio Estado, explica también el medio marroquí, que ha creado un fondo específico para los daños causados ​​por el terremoto, financiado con donaciones de diferentes estructuras, más que con mecanismos de financiación de seguros.

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Entre los destrozos, hubo daños importantes en las 700 hectáreas de la medina, el casco antiguo de Marrakech. Las murallas del siglo XII que rodean la ciudad imperial, fundada alrededor de 1070 por la dinastía almorávide, están parcialmente desfiguradas.

En comparación, el coste del terremoto que azotó Turquía el pasado mes de febrero ascendería a unos 100.000 millones de dólares, según un cálculo realizado por el Banco Mundial un mes después del terremoto, o alrededor del 11% del PIB del país en 2022. Terremoto del 6 de febrero de Un terremoto de magnitud 7,8, seguido de otro nueve horas más tarde de magnitud 7,6, mató a unas 46.000 personas e hirió a 105.000 en Turquía.