El Reino Unido cayó en recesión en la segunda mitad del año pasado cuando las altas tasas de interés y la inflación ejercieron presión sobre las finanzas de los hogares y las empresas, lo que dificultó a los conservadores en el poder hacer frente al año electoral. El producto interior bruto (PIB) de Gran Bretaña cayó un 0,3% en el cuarto trimestre del año pasado, tras caer un 0,1% en el tercero, según cifras publicadas por la Oficina de Estadísticas Nacionales el jueves.

Los economistas generalmente consideran que dos trimestres consecutivos de contracción económica son la definición de la llamada recesión “técnica”. A lo largo de todo el año 2023, el Reino Unido, sin embargo, sigue mostrando un ligero crecimiento del 0,1% interanual, tras un crecimiento del 4,3% en 2022, precisa la ONS. Se trata del peor resultado “desde la crisis financiera de 2009, excepto 2020”, cuando la economía británica estuvo paralizada durante meses a causa de la pandemia de Covid-19.

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«La inflación es el mayor obstáculo para el crecimiento, por lo que dividirla en dos ha sido nuestra prioridad», comentó el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt. La inflación en el Reino Unido se sitúa en el 4%, todavía el doble del objetivo del Banco de Inglaterra, pero significativamente reducida respecto a su máximo del 11% alcanzado en octubre de 2022.

«Con unos tipos de interés elevados» (actualmente en el 5,25%) para que el Banco de Inglaterra pueda reducir la inflación, «un crecimiento débil no es una sorpresa», continúa Jeremy Hunt. “Pero hay señales de que la economía británica ha dado un giro y los pronosticadores prevén crecimiento para los próximos años”, asegura. “El anuncio de que el Reino Unido ha entrado en recesión técnica en 2023 será un duro golpe para el primer ministro conservador Rishi Sunak en un día en el que corre el riesgo de perder dos elecciones locales”, señala Ruth Gregory.