En el centro de conferencias de Nueva Delhi, Bharat Mandapam, redondo como un platillo, comenzó el ballet de los jefes de Estado. Por turnos, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, el Presidente del Banco Mundial, Ajay Banga con su turbante sij, el Primer Ministro holandés, Mark Rutte, caminan por una interminable alfombra roja al final de la cual el anfitrión de la cumbre del G20, el Primer Ministro Ministro Narendra Modi. El desfile continúa con el canadiense Justin Trudeau, seguido por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el “pirata” Olaf Scholz (el canciller lleva un parche negro en el ojo tras una lesión reciente). Pero antes de la primera reunión de trabajo denominada «una Tierra», dedicada a cuestiones ecológicas, este sábado por la mañana no habrá ningún apretón de manos entre Narendra Modi y Emmanuel Macron. Ninguna foto delante de la rueda gigante de Konark, esculpida en el siglo XIII, símbolo del tiempo y del progreso, convertida en emblema nacional.
Y con razón, el jefe de Estado francés “se salta” la primera sesión del G20. Emmanuel Macron no tenía dudas de no asistir al partido inaugural entre Francia y Nueva Zelanda de la Copa Mundial de Rugby. Tampoco perderse esta primera victoria de los Blues (27-13). La bola ovalada delante del planeta redondo.
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En la amplia sala del centro de prensa donde se reúnen cientos de periodistas de todo el mundo y algunos funcionarios, este retraso sorprende a algunos y divierte a otros. “Es increíble”, se maravilla el presentador de un canal indio, “¡un partido de rugby más importante que el cambio climático!” Un colega italiano se ríe: «Esto demuestra la importancia de la cumbre…»
John Kirton, investigador de la Universidad de Toronto cuyo equipo analiza desde el principio la aplicación de los compromisos asumidos durante los sucesivos G20, se muestra algo irónico: “Macron tomó la decisión correcta, la decisión popular”.
Llegaron por turno Recep Tayyip Erdogan de Turquía y Rishi Sunak, el primer jefe de gobierno británico hindú. Sergey Lavrov, el jefe de la diplomacia rusa que representa a Vladimir Putin, conocido por su ceño fruncido, no guarda su sonrisa estrechando calurosamente la mano del Primer Ministro indio. Es el turno de Joe Biden, con un enfoque algo mecánico, de caminar por la alfombra roja.
Se espera que Emmanuel Macron asista al mediodía a una reunión entre la Unión Europea y la Unión Africana, invitada a unirse al círculo del G20. El presidente francés deberá entonces participar en la segunda sesión, titulada “una familia”. Una “familia”, que produce el 85% de la riqueza mundial, que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha calificado de “disfuncional”. Y como en toda familia, están los ausentes -Vladimir Putin y Xi Jinping- y los recién llegados…