Le Figaro Nantes
La gendarmería de Loira Atlántico todavía no puede creerlo. «Es una situación totalmente atípica», le explica a Figaro. El lunes, la brigada de Pornic recibió una llamada de lo más sorprendente. Un vecino de Moutiers-en-Retz les explica que acaba de descubrir una concha en su jardín mientras lo limpiaba.
En sí misma, la historia ya es inusual. Lo es aún menos cuando el sexagenario explica a los soldados que el artefacto explosivo, probablemente de la Segunda Guerra Mundial, lleva allí treinta años y que él lo había dejado a un lado. “Pidió que los gendarmes vinieran a buscar el casquillo. Dijo que con el tiempo había olvidado su presencia”, informa la misma fuente, confirmando informaciones del Oeste de Francia.
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“Tuvo suerte de que no le pasara nada porque con los proyectiles viejos siempre existe la duda de que explote”, añade. Los gendarmes, que acudieron al domicilio del sexagenario, constataron la presencia del artefacto explosivo: «Le tomaron fotografías para enviarlas al servicio de desminado».
Por el momento se desconoce la fecha de su intervención. Por tanto, la cáscara debería permanecer en el mismo lugar unos días más.