PARTES SUPERIORES

La semana pasada en Rennes, el capitán Ismaël Traoré dijo que su equipo tenía demasiado respeto por los oponentes. Esta noche, los hombres de Bölöni desarrollaron una presión efectiva en la mitad del campo de los atletas olímpicos. Si todavía se esperan mejoras a nivel defensivo, los dos goles marcados 11 contra 10 (65, 70) dan testimonio del progreso del carácter del equipo de Lorena. Con Cheikh Sabaly, iniciador de la revuelta de los Grenats y autor del primer gol, los Grenats consiguieron el punto del empate al sacar ventaja psicológica del partido. A medida que los Messin ganaban confianza, los atletas olímpicos se desvanecían. El gol del empate de Vitinha (82º) no cambiará nada.

Nuevamente alineado en el lateral derecho del ataque del OM, el internacional senegalés fue el Phocéan más virulento, al menos en la primera parte. El lateral acabó el partido con 7 intentos, incluidos dos francos. Desde el minuto 2, tocó el poste de Oukidja y estuvo detrás del primer gol del olímpico (14º). Seguramente es él quien puso a OM en el camino correcto. Siempre orientado al gol, solo falló un gol para concluir un encuentro completo.

FRACASOS

Solo tomó unos momentos poner a este equipo de OM en el tapete. Más allá de los dos goles marcados en cinco minutos (65, 70), el OM encajó estos dos goles… 11 contra 10. La versión Marcelino del OM parece ser un equipo reaccionario, que debe sentirse presionado para conseguir un resultado. Este cuarto de hora de vacilación, al inicio del segundo tiempo, es el ejemplo perfecto. El gol anulado de Ronger en el 52 se hizo eco del peligroso intento de Mikautadze (47). Por lo tanto, el estado mental debe ser revisado, en el lado OM. Los dos goles encajados en el 11 contra el 10 siguen siendo, sin embargo, inexplicables.

Sería difícil atribuir este empate a Pau López. Pero también es difícil argumentar a su favor. En el primer gol, el disparo de Sabaly es bloqueado por la espinilla de Rongier. El balón vuela entonces alto, muy alto en el aire y tira al portero del OM, que tuvo tiempo de ver llegar el cuero. El balón termina su carrera en el fondo de la red y se lanza la furia del FC Metz. En el segundo gol, Mikautadze se toma el tiempo de controlar bien el balón desde el pecho, a diez metros de la portería, luego arma un potente disparo. El español está en la trayectoria pero comete un grave error de manejo que le cuesta a su equipo un segundo gol. Una tarde para olvidar.