China publicó el martes (15 de agosto) una serie de indicadores económicos más decepcionantes de lo esperado para el mes de julio, aumentando la presión para un amplio plan de recuperación en la segunda economía más grande del mundo para estimular el crecimiento. Las ventas minoristas, el principal indicador del consumo de los hogares, aumentaron solo un 2,5% interanual el mes pasado, según cifras oficiales del Negociado Nacional de Estadísticas (BNS). Los analistas encuestados por la agencia Bloomberg esperaban una aceleración (3,6%), tras un aumento del 3,1% en junio de este índice seguido de cerca por los mercados.

Una señal del lento consumo en China, los préstamos a los hogares cayeron el mes pasado a su nivel más bajo desde 2009, según mostraron las cifras publicadas el viernes. Para respaldar la actividad, el banco central chino redujo el martes una tasa de referencia para préstamos a mediano plazo e inyectó 400.000 millones de yuanes (50.400 millones de euros) en la economía. El tipo de interés de los préstamos a un año del banco central a las entidades financieras (MLF) pasa así al 2,50% frente al 2,65% anterior. Esta medida permite reducir los costos de financiamiento de los bancos comerciales para incentivarlos a otorgar más crédito en condiciones más favorables.

La actividad se ve especialmente penalizada por los descalabros del sector inmobiliario y su astronómico sobreendeudamiento, la atonía de la confianza de los consumidores y la ralentización económica mundial que lastra la demanda de bienes chinos y, por tanto, las exportaciones. Lógicamente, la producción industrial también se desaceleró en julio (3,7% anual), frente al 4,4% de un mes antes. Los analistas habían anticipado una caída más moderada (4%).

El mes pasado, la tasa de paro de toda la población activa subió ligeramente desde junio hasta el 5,3%, según cifras oficiales que este mes no mencionan la tasa de 16-24 años. El paro juvenil se situó en junio en un nivel récord (21,3%). En China, la tasa de desempleo se calcula solo para las áreas urbanas y, por lo tanto, proporciona solo una imagen parcial de la situación.

Por su parte, la inversión en capital fijo se desaceleró al 3,4% anual en los primeros siete meses del año. Esta es su tasa de crecimiento más débil desde 2020. Este indicador refleja el gasto en bienes raíces, infraestructura, equipos y maquinaria, sectores en los que el gobierno ha confiado en el pasado para estimular la actividad.