Le Figaro Burdeos

“No existe ningún riesgo particular para los pacientes”, asegura inmediatamente a Le Figaro el director del centro hospitalario de Arcachon, Julien Rossignol. Sin embargo, ante una quincena de casos positivos de Covid-19 entre el personal sanitario y seis casos entre los pacientes, la mascarilla vuelve a ser obligatoria para todos en los servicios, ubicados en la localidad de Teste-de-Buch. Una medida tomada por la gerencia el jueves, por consejo de especialistas en enfermedades infecciosas.

Si aún no se ha identificado la variante que circula en el hospital, sí provoca fatiga, fiebre y tos en las personas infectadas. Un estado gripal que justifica los paros laborales. Sin embargo, las urgencias, bajo tensión incluso antes de la llegada de los veraneantes, gestionan un gran flujo de pacientes. 177 personas atendidas, el jueves, por ejemplo.

“Nos ponemos cinturones y tirantes para limitar las bajas por enfermedad de naturaleza desfavorable para la importantísima actividad de nuestros servicios”, explica Julien Rossignol. Por lo tanto, las visitas se limitan a una persona por habitación, excepto en cuidados paliativos, donde un hermano completo puede compartir los últimos momentos de un ser querido.

Medidas preventivas para evitar la propagación del virus que serán reevaluadas cada semana durante una reunión interna.