Golpe de calor en el Canal de Panamá. Uno de los puntos de cruce más estratégicos para el comercio marítimo mundial -el 6% del tráfico- está soportando todo el peso de las consecuencias de la sequía. Desde enero se han puesto en marcha una serie de medidas destinadas a limitar el paso de barcos para ahorrar agua. Sin embargo, las autoridades contaban con la temporada de lluvias para volver a un nivel adecuado. Pero los fenómenos meteorológicos recientes han acentuado el fenómeno de la evaporación del canal.

A fines de julio, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) anunció el mantenimiento de medidas ante la extensión de la temporada seca mientras las condiciones climáticas no mejoren. El calado, la parte sumergida del casco de un barco, se limita así a 13 metros. Para respetar este tonelaje, algunos barcos deben reducir su carga. Alrededor de 32 barcos por día están entonces autorizados a transitar por el canal, en comparación con alrededor de 36 o incluso 38 en tiempos normales, especifica la agencia Reuters.

“El clima está bajando paulatinamente los niveles del embalse del canal, y requiere periódicamente gestionar el uso del agua de manera sostenible”, explicaron las autoridades. A esto se suma la amenaza de El Niño, este fenómeno climático que se presenta cada dos a siete años y que es causa de importantes incidencias meteorológicas. Empujadas en sus pronósticos, las autoridades evocan un “inédito histórico”.

Esta no es la primera vez que el canal enfrenta escasez de agua. La caída del nivel, inducida por el calentamiento global, es una amenaza directa para su actividad. “Este es un tema para el que se está preparando el Canal de Panamá, pero no podíamos predecir exactamente cuándo llegaría la escasez de agua, ni la intensidad que estamos enfrentando actualmente”, dijo Ricaurte Vásquez Morales, administrador del canal. A diferencia de otras vías fluviales como el Canal de Suez, se usa agua dulce, no agua salada, para llenar las esclusas. Con cada paso de un barco, se vierten al mar cerca de 200.000 metros cúbicos de agua dulce.

Las autoridades del canal también deben velar por garantizar reservas suficientes para las necesidades hídricas de la población. Uno de los lagos artificiales, el lago Gatún, es una de las principales fuentes para abastecer las necesidades de la capital del país. Ante la amenaza de escasez de agua dulce, el gobierno panameño ha declarado la emergencia climática.

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Con 80 kilómetros de largo, el Canal de Panamá, ubicado en el istmo de América Central, conecta el Océano Pacífico y el Océano Atlántico, evitando así que los barcos tengan que hacer un largo desvío hacia Sudamérica a través de Ciudad del Cabo. En 2021, más de 13.000 barcos transitaron por esta ruta estratégica, transportando un total de más de 516 millones de toneladas. Un record. Incluso, en 2019 se inauguraron nuevas obras de ampliación así como nuevas esclusas, para permitir el paso de grandes buques portacontenedores de la clase Post-Panamax, que pueden medir hasta 366 metros de eslora y 46 metros de manga. En una lógica de tráfico siempre creciente.

Las autoridades esperan experimentar una caída en sus ingresos de alrededor de 200 millones de dólares para el próximo año fiscal debido a la falta de agua, especifica la agencia Reuters. También anticipan una caída en el tráfico de barcos de alrededor del 16% por día. Si bien las restricciones pueden suponer un problema para los armadores, no se descarta que se reorienten hacia otros pasos estratégicos como el Estrecho de Magallanes o incluso el Paso del Noroeste, en el Océano Ártico. Sin embargo, la sequía coincidió con una temporada más tranquila en términos de tráfico, señala la autoridad del canal.