PARTES SUPERIORES
Solo había un equipo en el campo en el minuto 20. Una secuencia colectiva con acento español, con Fabián Ruiz, Carlos Soler y rematada por Marco Asensio, hubiera llevado a Luis Enrique al 7º cielo si el balón no hubiera fallado en el puesto (14). La buena organización parisina, su presión y su dominio en el medio, simbolizado por Warren Zaire-Emery, ha paralizado muchas veces al Inter. Defensivamente, los nerazzurri rara vez se han apoderado de la última cortina, ya era necesario cruzar la penúltima. Que buenas lecciones para aprender.
Ya había encontrado la red ante el Cerezo Osaka el viernes (2-3), tras una bonita jugada colectiva. Vitinha lo hizo de nuevo, pero con un estilo diferente. Posicionado alto desde el saque inicial, el portugués relevó al París sobre la hora de juego: un disparo potente y preciso desde la derecha para despejar el lucernario de Filip Stankovic, portero serbio con cero partido oficial con el Inter. Placer para los ojos.
FRACASOS
Dos goles en dos minutos: Sebastiano Esposito (81º) y Stefano Sensi (83º) pusieron un golpe de bambú en la cabeza de los parisinos. ¿Saltos de concentración? ¿Cansado del (ligero) calor de Tokio? La presión parisina se marchitó y el Inter no perdonó, en un ataque rápido y luego en un contraataque puro y duro. Suficiente para despertar malos demonios…
67% de posesión del balón, 12 tiros, 3 a puerta, y en general la impresión de que el PSG no supo hundir la cabeza a los jugadores del Inter. Imposible emitir un juicio final sobre esta versión parisina de Luis Enrique, porque claramente le faltan los decisores, los asesinos que pueden ser Neymar (preservado) y Kylian Mbappé (despedido). También es este tipo de jugador el que busca el club en la recta final de la ventana de fichajes (¿Dembélé? ¿Kane?). Hugo Ekitike, goleador del viernes, se quedó en el banquillo.