Una visita sorpresa. El colectivo No Macadam, que lucha contra el proyecto de la autopista A69, anunció el viernes la llegada de la activista climática Greta Thunberg, este sábado 10 de febrero, a Saïx, en Tarn, para un fin de semana de sensibilización sobre las cuestiones medioambientales. Una visita que no dejó de irritar al presidente del consejo departamental del Tarn, Christophe Ramond, quien declaró que el departamento «no tenía lecciones que aprender en términos de desarrollo sostenible».

Y esto a pesar de que el prefecto prohibió la reunión de este fin de semana alegando «riesgos de grandes alteraciones del orden público». Pero la joven, que ahora tiene 21 años, no está en su primer momento de brillantez, especialmente en los últimos meses. De hecho, su año 2023 estuvo marcado por sucesivas detenciones por acciones de desobediencia civil, lo que marcó un punto de inflexión radical en su enfoque: de la protesta a la acción directa.

En enero de 2023, el joven sueco fue detenido durante una manifestación contra la ampliación de una mina de carbón en Lützerath, un pueblo situado al oeste de Alemania. Los manifestantes ecologistas llevaban varios días realizando acciones en la zona a pesar de varias intervenciones policiales y diversos enfrentamientos.

En las imágenes vemos a la activista escoltada por tres policías que la llevan con los brazos extendidos y las piernas. Estas fotografías, que dieron la vuelta al mundo, fueron sólo las primeras de una larga serie de detenciones del activista durante reuniones ilegales.

El pasado mes de octubre, Greta Thunberg fue multada esta vez con 5.500 coronas (476 euros) por el tribunal de Malmö por “desobediencia al orden público”. El 24 de julio, pocas semanas después de graduarse de la escuela secundaria, participó en el bloqueo del puerto de la pequeña ciudad costera del sur de Suecia.

Casi un mes antes de esta detención, el 19 de junio de 2023, el joven sueco fue detenido por la policía mientras bloqueaba el mismo acceso al puerto para protestar contra el uso de combustibles fósiles. Se había negado a obedecer las órdenes de la policía.

En febrero de 2023, fue en Londres donde la activista se encontró ante el Tribunal de Magistrados de Westminster, por “alteración del orden público”. Fue detenida durante una manifestación contra la industria de los hidrocarburos que se celebró en la capital británica.

Y si el juez finalmente decidió abandonar el proceso contra la joven ambientalista al considerar que la policía no había sido lo suficientemente precisa al enviar sus instrucciones, Greta Thunberg volvió a declarar que había actuado “por necesidad”. Al insistir en la “legitimidad” de sus acciones frente a la emergencia climática. “Aunque somos nosotros los que estamos aquí,… activistas ambientales y de derechos humanos en todo el mundo están siendo procesados… por actuar de acuerdo con la ciencia. Debemos recordar quién es el verdadero enemigo”, insistió desde Londres el 1 de febrero.

Pero no es tanto la radicalización de su lucha ecológica – que corresponde a un cambio más amplio de modo de actuar que afecta a todo el movimiento ecologista – como sus posiciones sobre el conflicto entre Israel y Hamás que han sido controvertidas en los últimos meses. Desde el 7 de octubre, día del sangriento atentado del grupo terrorista contra el Estado judío que dejó más de 1.300 muertos y centenares de rehenes, el activista se ha pronunciado varias veces sobre el conflicto.

En su cuenta X, seguida por casi 20 millones de internautas, se publican diariamente publicaciones sobre el aumento de la temperatura en la superficie terrestre y sobre la “liberación de Palestina”. Las dos “causas” son a veces incluso objeto de publicaciones conjuntas, como en una fotografía del 22 de diciembre, tomada con motivo de la huelga semanal del viernes, donde se blandía la pancarta “la huelga escolar por el clima” junto a una bandera palestina. y un cartel de “Palestina libre”. “Estamos en huelga de solidaridad con Palestina y Gaza”, comentó en varias ocasiones la joven de 21 años, que no dudó en llamar a “aplastar el sionismo” frente a la embajada de Israel en Estocolmo el 22 de noviembre de 2023. .

Pero fue una fotografía tomada con ocasión del primer “ataque” para Palestina la que provocó la vergüenza, e incluso la ira, de muchos activistas medioambientales europeos. Es más precisamente la aparición de un pulpo disecado, un animal considerado un símbolo antisemita porque fue utilizado en los años 1930 en numerosas caricaturas que denunciaban la influencia fantasiosa de los lobbies judíos en la sociedad, lo que provocó la ira.

Si Greta Thunberg aseguró que ignoraba “completamente” el significado de este animal, el episodio desató numerosas polémicas, particularmente en Alemania, donde el apoyo a Israel es unánime debido a la responsabilidad histórica del país en la Shoah. La embajada de Israel dijo que le entristecía ver “que Greta Thunberg estaba utilizando la escena climática para fines personales”.