En Limoges, el equipo Jumbo-Visma había decidido jugar la carta de Wout van Aert. Christophe Laporte fue el último tramo del sprint pero el belga no pudo desengancharse como imaginaba. Atascado, le tocó presenciar la pelea entre el danés Mads Pedersen (Lidl-Trek) y el maillot verde, el belga Jasper Philipsen (Alpecin-Deceuninck) que, tras tres sprints victoriosos, tuvo que inclinarse. En 2022, «WVA», después de ocho días de carrera, había ganado dos etapas (en Calais y Lausana, una tercera le esperaba en Rocamadour en la contrarreloj rompepiernas sorteada el día antes del desfile en los Campos Elíseos). ¿Está perdiendo su Turno?

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Este año, indestructible, todavía clasificado, Wout van Aert sigue persiguiendo una victoria de primera etapa en el Tour, una victoria de octava etapa en la Grande Boucle. El jueves, durante la 6ª etapa Tarbes-Cauterets-Cambasque, el belga había hecho gala de su fuerza, recordado (en el Tourmalet, como en la última subida a Cauterets) su polivalencia única, el colosal trabajo que había realizado a lo largo del Tour 2022 para Jonas Vingegard. Pero ese día, la formación holandesa no había sido recompensada por su formidable espíritu emprendedor. Vingegaard, aunque se hubiera puesto el maillot amarillo, había sido superado por Pogacar que había regresado por completo al Tour. La digestión había sido difícil. Van Aert, cansado, no había querido involucrarse en el embalaje final en Burdeos.

Como su año (2º en Gante-Wevelgem, tras dejar la victoria a Christophe Laporte; 3º en Milán-San Remo y París-Roubaix; 4º en la Vuelta a Flandes, medallista de plata en el Mundial de Ciclocross…), Van Aert es, en 2023, un magnífico perdedor. En el Tour acumula puestos de honor (11º en Bilbao, 2º en San Sebastián, 5º en Bayona, 9º en Nogaro, 3º en Limoges). Una foto de grupo que recuerda su capacidad para expresarse en todos los terrenos. Paleta amplia y penalizadora porque, usado en todas las salsas, le llega a faltar frescura cuando tiene que convertirse en goleador.

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Pero para él, lo esencial está en otra parte. Su equipo lo repite. El objetivo número 1 es traer el maillot amarillo de Jonas Vingegaard a París por segundo año consecutivo. Wout Van Aert lo aceptó, aunque eso signifique sacrificar algunas de sus ambiciones personales, dejando escapar una gran oportunidad por falta de frescura en el calor de Limoges…