La deforestación de la parte brasileña de la selva amazónica cayó un 33,6 % entre enero y junio de 2023 en comparación con el mismo período del año pasado, según datos oficiales publicados el jueves 6 de julio. La lucha contra la explotación de la selva amazónica es uno de los principales objetivos del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, quien asumió nuevamente como presidente de Brasil el 1 de enero.
Imágenes de satélite del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) reportaron así 2.649 km2 de deforestación en el primer semestre del año, frente a los 3.988 km2 entre enero y junio de 2022. En ese momento, el líder ultraderechista Jair Bolsonaro, muy criticado por su gestión de la Amazonía, seguía en el poder.
“Estamos llegando a una tendencia de caída constante de la deforestación en la Amazonía”, saludó este jueves la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, en conferencia de prensa. Según ella, estos resultados son fruto de «la decisión del presidente Lula de hacer de la lucha contra el cambio climático y la deforestación una política de gobierno». Solo en junio, la deforestación se desplomó un 41% desde 2022.
Desde su nueva elección, Lula prometió deshacer las políticas ambientales de su predecesor y terminar con la deforestación ilegal para 2030. Bajo el mandato de Jair Bolsonaro (2019-2022), la deforestación en la Amazonía había aumentado un 75% en comparación con el promedio de la década pasada.
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En junio, Lula reveló su plan de acción en esta área, que incluye la incautación inmediata de la mitad de las áreas explotadas ilegalmente dentro de las áreas protegidas, la creación de tres millones de hectáreas adicionales de estas áreas protegidas para 2027, así como la contratación de miles de especialistas en el tema.
Este anuncio siguió a una decisión de los parlamentarios de limitar significativamente la cartera del Ministerio del Medio Ambiente, al retirarle las competencias de gestión de recursos hídricos y el catastro de suelo rural. Para lograr sus objetivos, Lula trata regularmente de convencer a los países más ricos para que financien la protección del bosque. Noruega y Alemania ya han contribuido al Fondo Amazonía creado para este fin.
El medio ambiente está en el centro de las negociaciones entre Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay Venezuela) y la UE, que recientemente instó a los países sudamericanos a ser más exigentes en la lucha contra los delitos ambientales, antes de que puedan concretar un tratado de libre comercio bilateral .