La hipótesis sostiene la cuerda en el Ministerio de Transporte. Frente a los “beneficios excedentarios” de las empresas que explotan las autopistas por cuenta del Estado, el ministro Clément Beaune desea establecer un impuesto excepcional sobre los beneficios. “El nivel de rentabilidad de los concesionarios está por encima de los niveles previstos” en los contratos que los vinculan al Estado, señala en el entorno del ministro.

Se ha acudido al Consejo de Estado para saber si tal impuesto es aplicable respecto de los contratos que vinculan a las dos partes. “Sin que aumente el precio de los peajes para el usuario”, insiste el Ministerio de Transportes. No es imposible que los sabios del Palacio Real emitan una opinión favorable, según una fuente familiarizada con el asunto. Cabe señalar que los dictámenes del Consejo de Estado son puramente «consultivos». Se trata de análisis jurídicos independientes y recomendaciones “que el Gobierno, los diputados y los senadores son libres de seguir o no”. Pero en el caso de que este impuesto resulte legal, Clément Beaune quiere que entre en vigor lo antes posible, es decir, con motivo de la ley de finanzas de 2024.

Quedará por convencer a todo el gobierno de la pertinencia de este mecanismo tributario, lo cual no debe ser tarea fácil. El Ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, había abogado por su parte a favor de un acortamiento de los contratos de concesión, que debían expirar entre 2031 y 2036. Una solución que sería muy costosa para el Estado ya que estaría obligado a indemnizar a las empresas concesionarias.

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Bruno Le Maire también causó impresión el otoño pasado al insistir en su oposición a un impuesto sobre las “superganancias”, en línea con el resto del jefe de Estado. Emmanuel Macron reiteró recientemente su oposición a gravar las ganancias récord de ciertas empresas. “En el caso de las sociedades concesionarias se han superado las previsiones previstas. Se trata menos de “superganancias” –un término que no significa mucho– que de “superganancias””, restablece alguien cercano a Clément Beaune.

El Ministerio de Transportes considera que la creación de un impuesto ad hoc debería evitar que los concesionarios repercutan este impuesto a los usuarios. Por ello, favorece un nuevo impuesto frente al incremento temporal de los existentes, previsto en los contratos de concesión y que los concesionarios tienen derecho a repercutir en el precio de los peajes.

Otro argumento es invocado por el Ministerio de Transporte: la necesidad de recuperar recursos para financiar la muy costosa transición ecológica del sector. El gobierno anunció el miércoles una inversión de 8.600 millones de euros para ayudar a las regiones a desarrollar una movilidad sostenible. “Aumentamos en un 50% los créditos anuales que el Estado dedica al transporte en comparación con los contratos anteriores”, se congratuló Clément Beaune. El entorno del ministro insiste en que estos importantes créditos deben ser financiados.