El tráfico aéreo volverá a verse penalizado por el paro contra la reforma de las pensiones del martes. Se cancelará un tercio de los vuelos en Orly. Un quinto en Lyon, Marsella, Niza, Burdeos y Nantes. Una situación habitual desde principios de año: hace cuarenta días que el control aéreo no ha funcionado con normalidad a causa de las convocatorias de huelga.

Dada la posición geográfica central de Francia, estas huelgas tienen efectos en cascada en todo el tráfico aéreo europeo. El organismo de vigilancia del tráfico aéreo del Viejo Continente, Eurocontrol, ha hecho balance: 10 millones de pasajeros se vieron afectados por estos movimientos sociales entre marzo y principios de abril.

Para remediar esta situación, el senador centrista Vincent Capo-Canellas ha presentado un proyecto de ley que pretende obligar a los controladores aéreos a declarar con 48 horas de antelación si van a estar en huelga. Hoy, a falta de esa información, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) “recorta” por precaución una gran cantidad de vuelos el día anterior o el día anterior al movimiento social.

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Examinado por la comisión de planificación regional el miércoles, este texto será debatido en sesión en el Senado el 15 de junio. El gobierno no ha dicho si lo apoyará.

Las empresas seguirán su camino. “Estas huelgas están provocando una exasperación extrema para las aerolíneas. Los obligan a pasar por otros países para evitar el espacio aéreo francés”, dijo el lunes Willie Walsh, director general de Iata, que federa las compañías aéreas.

Ryanair ha lanzado una petición para pedir a la Unión Europea que asegure los sobrevuelos del territorio francés en caso de huelgas. Este texto ha obtenido más de 1,1 millones de firmas.