Reducción del presupuesto alimentario pero también falta de sueño, estrés o incluso depresión… Según un estudio realizado por Ifop para Mi paquetito, los efectos de la inflación tendrían más incidencias en el día a día de los franceses que el que podía imaginar. Una de las cifras más impresionantes de este estudio se refiere al «resto de vida» de los encuestados una vez deducidos los gastos obligatorios. A partir del día 10 del mes, el 31% de ellos se encuentran con menos de 100 euros en su cuenta bancaria, incluido un 10% que no les queda nada. Una proporción que estalla entre las personas con mayor sufrimiento psíquico, ya que esta realidad afecta al 47% de las personas que padecen pensamientos suicidas.

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De forma más general, el 56% de los encuestados admite tener dificultades para vivir con los ingresos de su hogar según el estudio, que apunta a un «aumento significativo» de 7 puntos en esta proporción respecto a enero de 2023. Esta realidad se está materializando desde otro lugar, por 34 % de ellos, por la imposibilidad de pagar a tiempo los cargos relacionados con su alojamiento, como las facturas de gas y electricidad. Esa es una proporción de 5 puntos en dieciocho meses (29% en octubre de 2021). Y, como era de esperar, son las personas con mayores dificultades financieras las que presentan los trastornos ansioso-depresivos más extendidos, como la ansiedad (54 %) o la depresión (31 %).

«El aumento actual de los precios no solo está recortando las condiciones materiales de vida de los franceses más pobres, sino que también está debilitando su salud mental: los trastornos ansioso-depresivos son mucho más frecuentes en la fracción de la población con más dificultades financieras, independientemente del indicador seleccionados», explica François Kraus, director del polo político de Ifop, quien asegura que esta encuesta destaca «el vínculo entre la precariedad y el malestar psicológico» con los trastornos del sueño, la ansiedad e incluso un estado depresivo «en un contexto donde la inflación obliga cada vez más a más gente a apretarse el cinturón».

Y si el 42% de los encuestados nota un aumento de precios en todo tipo de productos, hasta el 82% ha sentido un aumento en los productos de alimentación, y el 77% en la gasolina y el 75% en los precios del petróleo y la energía. Como consecuencia directa, la proporción de franceses que han reducido su gasto en alimentación por motivos económicos se ha duplicado en el espacio de quince años, pasando del 29 % en 2007 al 58 % en 2023. Peor aún, por las mismas razones, uno de cada dos las personas encuestadas llegan incluso a “saltarse comidas” (51%, 7 puntos desde junio de 2022), de las cuales el 28% lo hace con bastante asiduidad.

Estas prácticas son tanto más preocupantes cuanto que el estudio destaca que la mitad de las personas encuestadas (50%) en el contexto de este estudio confiesan que a veces renuncian a determinados cuidados médicos por falta de dinero. Una proporción que sube 6 puntos respecto al año pasado. De hecho, el número de personas que dicen haber aplazado determinados gastos sanitarios en los últimos doce meses casi se ha duplicado: aunque siguen siendo una minoría, ahora son el 41% los que lo han hecho, frente al 25% de hace un año. años, en 2007.

En este contexto, los encuestados se muestran muy críticos con la política implementada por el gobierno en este tema. Una gran mayoría de los franceses (73 %) cree que el gobierno del Borne no está haciendo lo suficiente para luchar contra el aumento de los precios. Una cifra que todavía hay que matizar, ya que un 24% de ellos todavía cree que el Estado “actúa como debe” en este ámbito, frente al 16% de octubre de 2022.

“La inflación coloca, día tras día, a quienes la experimentan en una posición de desamparo”, escribió sobre este tema el psicoanalista francés Claude Halmos en Le Monde, quien también explica que este sentimiento de desamparo “puede también, si no está obstaculizado por la vergüenza, para provocar la ira”. Sin embargo, según ella, en la medida en que la inflación afecta al conjunto de la población francesa, ésta se siente completamente «legítima para expresarla, como ha hecho en las últimas manifestaciones», mostrando así «la profundidad de las repercusiones que tendrán las medidas que modificar la realidad que sus vidas tienen sobre ellos».