Después de temporadas de lucha física y psicológica, Lucas Pouille, que cayó al puesto 670 del mundo, salió de la clasificación para ganar un lugar en el cuadro principal de Roland-Garros al derrotar al austriaco Jurij Rodionov (134) 1-6, 7 -5, 6-0 en la tercera ronda del jueves. La emoción fue tan fuerte al final del partido que a Pouille le sorprendieron las lágrimas en su silla, al igual que su esposa Clémence en las gradas de la cancha 14.
En el arranque del partido, y pese al apoyo aún incondicional del público parisino, Pouille se mostró abrumado: no ganó ni una sola vez su face-off en el primer set. En el segundo, equilibró los debates e incluso logró el quiebre para llevarse 5 juegos a 3. Luego sirvió para igualar a un set en todos lados, pero no pudo evitar que Rodionov se rompiera. Sin embargo, el austriaco cedió el set en un último juego de servicio completamente fallido con tres dobles faltas consecutivas, incluida una en el punto de set.
Pouille luego lo hizo solo en el set decisivo para ganar en dos horas planas. Una victoria sinónimo de un puesto en el cuadro principal, cuyo sorteo se llevó a cabo al comienzo de la tarde.
A sus 29 años, el francés, ex-top 10, intenta recuperar su mejor nivel tras unos años oscuros (lesiones y depresión) que le han hecho hundirse en lo más bajo de la clasificación. Recibió una invitación para participar en las clasificaciones para Roland-Garros.
Semifinalista en el Abierto de Australia de 2019, Pouille no ha pasado de la primera ronda de un torneo de Grand Slam desde su derrota en la segunda ronda del Abierto de Estados Unidos de 2019.
No gana un partido en el ATP Tour desde su derrota en la segunda ronda del Masters 1000 de Madrid en mayo de 2022 y este año había jugado hasta entonces solo en el circuito Challenger donde ganó solo tres partidos por cuatro derrotas.